Los últimos días han estado llenos de conmociones en el conflicto Rusia-Ucrania, que se vuelve cada vez más impredecible ante nuestros ojos
Global Times
Los últimos días han estado llenos de conmociones en el conflicto Rusia-Ucrania, que se vuelve cada vez más impredecible ante nuestros ojos. Para empezar, el puente de Kerch, que conecta la península de Crimea con la Rusia continental, sufrió una explosión mortal. El domingo, Rusia calificó el ataque como un acto terrorista por parte de Ucrania y tomó represalias el lunes.
El propio conflicto parece haber pasado de ser un polvorín a convertirse en un reactor nuclear, debido a ciertas fuerzas que han estado avivando las llamas de la guerra. Entre ellas, estuvo la retórica radical del presidente estadounidense Joe Biden sobre lo que calificó como la amenaza de un Armagedón.
El jueves de la semana pasada, Biden dijo que el riesgo de un “Armagedón” nuclear es el más alto en sesenta años, al hablar de la guerra. El domingo, el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, contradijo el comentario de Biden al decir que un posible “Armagedón” no era una amenaza inminente, y que Estados Unidos no tiene “ninguna indicación” de que Putin haya tomado la decisión de usar armas nucleares. Esta es la segunda vez que la Casa Blanca intenta calmar las preocupaciones por los comentarios sobre el “Armagedón”. La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, hizo comentarios similares el viernes.
A partir de esta situación, los observadores han estado debatiendo si las declaraciones de Biden fueron confusas, imprudentes o deliberadas.
Varios observadores tienden a creer que Biden simplemente expuso sus verdaderos pensamientos, intencionadamente o no. Y sus comentarios pueden verse como un golpe preventivo en la opinión pública hacia Rusia, o como un globo de ensayo para probar el punto de inflexión de la tolerancia rusa ante la provocación. Eso es lo que hace Estados Unidos, tan acostumbrado a comportarse como un matón: provocar hasta el límite, y luego responsabilizar a la otra parte cuando la tensión se convierte en una crisis.
Estados Unidos disfruta viendo la escalada de la guerra. El desarrollo del conflicto no depende en absoluto de si Ucrania está realmente decidida a luchar hasta el último ucraniano, sino de si Estados Unidos necesita que la guerra continúe. De lo contrario, ahora podría ser otra la historia si Estados Unidos alguna vez hubiese hecho el esfuerzo por promover negociaciones entre las dos partes.
Pero Estados Unidos tiene sus cálculos: beneficiar sus intereses de manera integral a partir del conflicto, lo que incluye hacer que Europa dependa mucho más de él en términos de energía y seguridad; agotar la fuerza de Rusia, hasta que Moscú ya no pueda perseguir su gloria anterior; y seguir abriendo una brecha entre la comunidad internacional y Rusia, atrayendo más países al campo antirruso de Estados Unidos.
Washington también quiere poner cara de inocente. Por eso se produjo un fenómeno interesante: los funcionarios de la Casa Blanca ahora tienen un nuevo ritual, desdecir o aclarar los comentarios de Biden, para encubrir o minimizar el papel incitador de Estados Unidos en el conflicto.
Ya sea el comentario de Biden sobre el “Armagedón” o las retractaciones de la Casa Blanca, los mensajes aparentemente confusos han enviado una clara señal para [engañar] al mundo: Estados Unidos no es el culpable, sino Rusia. Así, Washington podría encontrar buenas excusas para seguir armando a Ucrania, dejando que la llama de la guerra arda por más tiempo. De todos modos, no es Estados Unidos, sino Ucrania, Rusia y los europeos comunes los que están sufriendo las consecuencias de la guerra.
Cada vez más personas en los países europeos salen a las calles para protestar por la subida de los precios de la energía, el alto costo de vida y la elevada inflación. Nadie sabe cuán difíciles podrían ser sus vidas en este invierno. Algunos europeos se están dando cuenta de que Estados Unidos se ha estado aprovechando del embargo europeo a la energía rusa para aumentar los precios del gas. Dirigiéndose a una conferencia de empresarios en París el jueves, el presidente francés, Emmanuel Macron, aseveró que cuando Estados Unidos y Noruega suministran energía y gas a su país, “una cosa que no puede continuar por mucho tiempo es que nosotros paguemos cuatro veces más que el precio al que ustedes venden a su industria… Ese no es precisamente el significado de la amistad”.
Un aliado debe ser confiable. Desafortunadamente, un Estados Unidos que sigue provocando tensión no es un aliado cualificado. El comentario de Biden sobre el “Armagedón” no solo se encontró con la refutación rusa, sino que también hizo que algunos aliados se sintieran insatisfechos. “Debemos hablar con prudencia al comentar sobre estos asuntos”, dijo Macron el sábado, y agregó: “Siempre me he negado a participar en la ficción política, y especialmente cuando se habla de armas nucleares”.
Texto original en inglés https://www.globaltimes.cn/page/202210/1276863.shtml?fbclid=IwAR11YNVxejTIREedQMR8wJ9eU-k12qzKvyzA15FvymPXPNp0a9JCqetktFI
Traducción: Roberto M. Yepe
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