Los contratistas o mercenarios modernos, operan con total impunidad en diferentes zonas en conflicto como Yemen, Irak, Somalia, Siria, y en la región de América Latina
Investigador del CIPI
La temática de la seguridad se ha convertido en una cuestión de particular atención para los políticos, académicos, empresarios y, por supuesto, militares debido a la evolución seguida por el sistema de las relaciones internacionales desde hace algún tiempo, pero especialmente desde comienzos del presente milenio.
Nos encontramos en un período histórico en que se lleva adelante un importante proceso de reconfiguración del orden mundial en las condiciones del sistema capitalista caracterizado por una gradual reducción de la hegemonía de los EE.UU. evidenciada, entre otras cosas, por el ascenso de actores, a escala internacional, como la República Popular China y la Federación Rusa que con su impronta van limitando la perspectiva estratégica de dominación de Washington.
La operación militar especial rusa en Ucrania ha destapado viejas rencillas entre EEUU los países que integran la OTAN, por un lado, y la Federación Rusa por el otro, además ha renacido, cuan ave Fénix, la categoría de “soldados voluntarios” los cuales en diferentes etapas de la historia han sido conocidos como mercenarios y hoy en día se les conoce como “contratistas de seguridad” y que eufemísticamente se organizan en las conocidas Empresas Militares de Seguridad Privadas (EMSP).
Estas empresas son ampliamente utilizadas por algunos Estados en intervenciones armadas, operaciones de pacificación, conflictos al interior de los países, en la protección de personas e instalaciones vitales, etc. En la mayoría de los casos han participado en crímenes masivos, acciones que la prensa occidental no menciona en sus titulares, solo basta recordar Bagdad en 2007, en el que un grupo de contratistas privados abrió fuego contra una multitud desarmada, asesinando a 17 personas.
Los contratistas o mercenarios modernos, operan con total impunidad en diferentes zonas en conflicto como Yemen, Irak, Somalia, Siria, y en la región de América Latina es notable la participación en la infame “guerra contra el narcotráfico” organizada y costeada por los EEUU en América Latina.
En el siglo XXI, es notorio que los Contratistas de Seguridad asuman funciones policiales y militares correspondientes a las autoridades nacionales de cualquier país evidenciando claramente que la “seguridad” ha dejado de ser un elemental derecho humano para convertirse en una actividad comercial que aporta jugosos dividendos, además de constituir un “excelente” instrumento de política exterior que utilizan las potencias occidentales con el denigrante objetivo de evadir las normas más elementales del Derecho Internacional.
Este articulo pretende demostrar cómo el empleo de contratistas militares privados contribuyen a la la privatización de la guerra a través de la tercerización de las
funciones de seguridad y del uso de la fuerza convirtiéndose, a su vez, en un rasgo destacado de los conflictos militares modernos.
La participación de entidades privadas en el negocio de la guerra no es un fenómeno nuevo, bien puede ser situada en el surgimiento de los mercenarios, corsarios y compañías mercantiles. A través de ellos, y por motivos diferentes como la insuficiencia de las capacidades de las fuerzas armadas nacionales y la necesidad de “enmascarar” quién se encontraba detrás de determinados procesos y acciones, los Estados se iniciaron en el uso de “terceros” para materializar sus intereses nacionales.
Su aparición deriva del proceso de privatización que sufrieron los servicios públicos como la educación, la sanidad, el suministro del agua y la electricidad, y que incluyó también el uso de la fuerza tanto en combate como en la protección y custodia de infraestructuras y personas pertenecientes al aparato del Estado y/o a corporaciones privadas.
Las primeras EMSP se constituyeron en 1931 como es el caso de la estadounidense Vinnell Corporation[1] y la británica Watchguard International en 1967, aunque los antecedentes más remotos pueden hallarse en las diversas Compañías de Indias surgidas en las metrópolis europeas durante los siglos XVI y XVII, las cuales estaban facultadas para ejercer diversos poderes soberanos.
Después del evidente crecimiento y fortalecimiento de las EMSP en el periodo que abarco, lo que se ha conocido como la “Operación Tormenta del Desierto”[2] que culminó con la ocupación de Irak, diversos analistas han establecido la existencia de un sistema de “subcontratación” de la guerra.
No existe un consenso en definir a las EMSP e incluso en diferentes lugares son conocidas por diferentes y sugerentes nombres como corporaciones militares privadas, compañías o firmas privadas de seguridad, contratistas militares privados, proveedores corporativos militares y muchos más.
El Grupo de Trabajo del Consejo de Derechos Humanos de la ONU sobre la utilización de los mercenarios como medio de impedir el ejercicio del derecho de los pueblos a libre determinación señala, en el artículo 2 inciso a) del Proyecto de Convención para regular las actividades que realizan las EMSP, que: “Por empresa militar y/o de seguridad privada (EMSP) se entenderá la entidad empresarial que preste servicios militares y/o de seguridad remunerados por medio de personas físicas y/o jurídicas”. (ONU, 2010).
Varios años antes, el profesor de Derecho y filosofía australiano y analista exhaustivo de la economía política del sector militar privado contemporáneo, Peter Singer, conceptualizo a las EMSP como “…organismos corporativos que se especializan en la provisión de habilidades militares, incluidas las operaciones tácticas de combate, la planificación estratégica, la recopilación y el análisis de inteligencia, el apoyo operativo, el entrenamiento de tropas y la asistencia técnica militar” (P.W, 2003).
Es probada la creciente dependencia de muchos gobiernos, entre los que sobresalen, y no es casual, los Estados Unidos de América, antes esta variante privada y lucrativa forma de hacer la guerra.
Es un negocio redondo para los halcones de la guerra y para las instancias oficiales comprometidas en estos trajines bélicos contratar los servicios de las variadas empresas militares especializadas para ejecutar el trabajo, muchas veces genocida, que en épocas anteriores estaban destinadas a los militares profesionales. Es notorio que la guerra rentada resulte un ventajoso negocio para los reclutadores.
Todas las evidencias indican que Las EMSP representan intereses económicos y políticos de determinados grupos de poder y a su vez son consideradas un instrumento de la política exterior e interior de los Estados que las poseen, pues a través de ellas los gobiernos logran materializar sus intereses, sin temor a las consecuencias políticas y legales que podrían acarrear la utilización de sus fuerzas armadas para los mismos fines.
Los contratistas militares tienen en su haber un gran abanico de actividades que van desde actividades de pacificación (Iraq, Afganistán), entrenamiento de tropas (Iraq, Croacia, Georgia y Colombia[3], entre otros), logística, comunicaciones, propaganda, protección de instalaciones sensibles (instalaciones petroleras en Nigeria, las minas de diamante y oro en Sierra Leona y Uganda, respectivamente)[4] o de personalidades e instalaciones (protección de la Embajada de EEUU en Bagdad y de su personal diplomático), actividades de inteligencia, sabotajes, demolición, extracciones, etcétera.
La participación militar de EEUU en Irak y Afganistán ha sido, hasta la fecha, el mercado militar privado más grande de la historia moderna y también un campo de pruebas para establecer hasta qué punto iba en aumento la tendencia de la subcontratación para el ejército de los Estados Unidos.
Desde la invasión, lidereada por EEUU al mencionado país árabe, en el 2003, fueron contratados alrededor de 180 000 contratistas, una cifra superior a los más de 160 000 soldados profesionales[5]. Los contratistas militares privados contribuyeron, sin lugar a dudas, a minimizar los costos políticos de la guerra, los asesinatos en Faluya, Irak, así lo ilustran.
El General de División retirado, William L. Nash, al ser interrogado por el auge de los contratistas privados en Irak expresó de manera directa y clara que el Pentágono “está contratando pistoleros. Uno puede racionalizarlo todo lo que quiera, pero eso es obsceno”[6].
Las EMSP son una extensión importante de la política exterior de los países donde han sido constituidas. Los militares privados y contratados son comúnmente regulados a nivel nacional, pero carecen de las regulaciones claras exigidas por las fuerzas militares nacionales, y todavía pueden surgir problemas cuando tales entidades participan en actividades transnacionales. Por ejemplo, las regulaciones del gobierno de Estados Unidos tales como la ley internacional del tráfico en las regulaciones de armas (ITAR) y el programa de las ventas militares extranjeras del Departamento de defensa (FMS) permiten que las compañías militares privadas se contraigan a gobiernos extranjeros.
Por ejemplo, en el decenio de 1990 a 2000, el Reglamento sobre el Tráfico Internacional de Armas de Estados Unidos prohibía a las EMSP domiciliadas en dicho país trabajar en zonas donde había una mayoría serbia en la ex Yugoslavia, y, en 2002, no se les permitía trabajar para el Gobierno de Zimbabue (Ortiz, 2004, pág. 213). Asimismo, el Reino Unido ha declarado que “se reservaría la facultad de impedir que (las EMSP) suscribieran contratos que fuera en contra de los intereses o la política del RU” (HC577, 2002).
Estas compañías militares privadas, sin embargo, enfrentan menos restricciones cuando operan internacionalmente que las fuerzas armadas regulares de los Estados Unidos, a pesar de las regulaciones de contratación del gobierno. Las regulaciones laxas abren la puerta para los lazos entre las fuerzas militares privadas, y los crímenes transnacionales tales como tráfico y los crímenes de guerra.
Estados Unidos y el Reino Unido han reconocido compromisos en materia de derechos humanos y de Derecho Internacional Humanitario (DIH) que rigen la actividad de las EMSP en códigos de conducta voluntarios, esas obligaciones no están presentes en sus legislaciones nacionales. Este hecho evidencia que la legislación nacional que rige la industria de las EMSP tiene poca relación con la promoción del cumplimiento del DIH. Dicha legislación está orientada principalmente a proteger los intereses de política exterior y de seguridad nacional de los Estados donde se constituyen las EMSP.
Lamentablemente la demanda e importancia de contratistas privados militares crece a ritmos acelerados sin lugar a dudas, su auge está relacionado directamente con la gran capacidad que tienen para adaptarse a las necesidades de sus clientes y por su flexibilidad a la hora de llevar a cabo su actividad. Además, en numerosas ocasiones, se encuentran en condiciones de prestar sus servicios con un nivel de especialización superior al de los ejércitos nacionales (Pozo Serrano, 2004).
La adaptación como característica convierte a los contratistas militares privados en un oponente hibrido y en ocasiones asimétrico de consideración pues está preparado para adoptar la configuración y las tácticas más adecuadas y además aportan personal especializado capaz de afrontar situaciones inciertas y de alto riesgo incluso en las zonas más inhóspitas, inestables, hostiles y peligrosas del planeta e incluso generar conflictos armados dinámicos, asimétricos, poco convencionales e impredecibles.
La experiencia y la práctica demuestran que los Estados Unidos (EEUU) es el país que más utiliza los servicios prestados por estas compañías, aunque otros países lo han secundado, como son los casos, de Reino Unido de Gran Bretaña, Canadá, Israel, Francia entre otros.
Las EMPS y sus contratistas (civiles y militares) se han convertido en una enorme red de intereses e instituciones que rige buena parte de la política del gobierno de EEUU, independientemente del presidente de turno o de qué partido cuente con la mayoría parlamentaria. Es un núcleo central y permanente del poder que ha devenido prácticamente intocable en el transcurso de los últimos 70 años, agitando tensiones en el marco de la guerra fría o de conflictos militares.
La internacionalización de la guerra a través de las compañías privadas amplían gradualmente sus acciones de adiestramiento hasta convertirse en entidades altamente especializadas, al dedicarse totalmente al suministro de servicios ofensivos con gran impacto militar, mayor potencial y capacidad de respuesta a nivel global, entre las que se destacan Executive Outcomes y Sandline International, que operan en unión simbiótica con los mayores y principales conglomerados militares del Complejo Militar Industrial, productores de armamentos de última generación, como Lockheed Martin, Northrop Grumman, Raytheon, General Dynamics, BAE Systems y Boeing.
Existe un consenso entre diversos analistas en confundir Contratistas con el mercenarismo, aunque la mayoría coinciden que la línea que los separa es muy delgada y por lo tanto frágil. A Juicio de este autor, los contratistas y mercenarios poseen características similares como sostiene Gómez del Prado[7], “existen vasos comunicantes entre mercenarios “tradicionales” y las EMSP” (2007, pág. 2).
Estas empresas, al igual que los mercenarios, persiguen principalmente el beneficio económico. Asimismo, su servicio no está comprometido solamente con un Estado, sino con el mejor postor. Las EMSP representan intereses económicos y políticos de determinados grupos de poder. Igualmente, pueden ser consideradas un instrumento de la política exterior e interior de los Estados, pues a través de ellas los gobiernos logran materializar sus intereses, sin temor a las consecuencias políticas y legales que podrían acarrear la utilización de sus fuerzas armadas para los mismos fines.
Desde un punto de vista informal, se viene aceptando que un mercenario es aquel combatiente que reúne las tres condiciones siguientes: es extranjero en el país en donde transcurre el conflicto, su principal motivación es la ganancia monetaria y, en algunos casos, participa directamente en las hostilidades (Laborie Iglesias, 2013).
Según datos de algunas agencias de prensa en el mundo existen más de 16 000 EMPS y que todas juntas agrupan aproximadamente 2,4 millones de contratistas militares superan en número a los agentes de policía en todo el mundo. Como indican las cifras las corporaciones dedicadas a la tarea de la guerra proliferan por todo el orbe, algunos nombres son más conocidos como:
Como una de las únicas compañías militares privadas dedicadas exclusivamente a la aviación, esta compañía registró 98 000 horas de vuelo en los cinco continentes solo en 2017.[12]
Las EMSP son ya un actor clave en la lucha contra el “terrorismo” y los conflictos armados contemporáneos, pero el control y la regulación de este sector no ha acompañado a este proceso de crecimiento.
Desde el punto de vista histórico no le faltó razón al teórico y político estadounidense, considerado el padre de la constitución de los EEUU, James Madison[15] cuando expreso “La Guerra es la progenitora de los ejércitos; de ellos se derivan las deudas y los impuestos. Y los ejércitos, y las deudas y los impuestos son los instrumentos para ocasionar la dominación de los muchos por unos pocos”[16], pues en el caso especial de la nación norteña, el militarismo atroz y la necesidad de la guerra ha calado como un cáncer en la médula, de ese país, desde su fundación como nación.
Desde hace más de un siglo nuevas y añejas tensiones se han perfilado en el horizonte adaptándolas a viejos y nuevos enemigos, creando pretextos increíbles para justificar su economía de guerra. Sobre este conocido tema es necesario leer el reporte elaborado por por el Servicio de Investigaciones del Congreso (CRS, por su sigla en inglés) en año 2002, el cual en una de sus partes establece la lista, ya desactualizada, de los 315 casos en los cuales Estados Unidos utilizó sus fuerzas armadas en el exterior en situaciones de conflicto militar, donde lógicamente no incluye acciones encubiertas o numerosos casos en los cuales las fuerzas de ese país se estacionaron en el exterior desde la Segunda Guerra Mundial como parte de fuerzas de ocupación u otras operaciones similares[17].
En los tiempos que nos ha tocado vivir la guerra continúa siendo la respuesta más usada por los poderosos obviando, en no pocas ocasiones, las negociaciones a través de la vía diplomática. Las invasiones a Yugoeslavia, Iraq, Libia, Afganistán por solo citar algunas, así lo demuestran. En todas ellas, e incluso en algunas no mencionadas, se repite, como una cruel pesadilla, la participación de un actor internacional que se ha autodenominado defensor de los derechos humanos en todo el planeta, los Estados Unidos de América.
Un siglo y medio antes el Apóstol de la Independencia de Cuba José Martí, escribió, en relación a los Estados Unidos, una idea que tiene una asombrosa vigencia (Dr. C.de la Torre Blanco, 2020):
“… Pero no augura, sino certifica, el que observa cómo en los Estados Unidos, en vez de apretarse las causas de unión, se aflojan; en vez de resolverse los problemas de la humanidad, se reproducen; en vez de amalgamarse en la política nacional las localidades, la dividen y la enconan; en vez de robustecerse la democracia, y salvarse del odio y miseria de las monarquías, se corrompe y aminora la democracia, y renacen, amenazantes, el odio y la miseria”.
El fenómeno, en ascenso, de la subcontratación de servicios militares y de seguridad a empresas transnacionales está dando lugar a un proceso de privatización de la guerra, donde han emergido, con fuerza, auténticos ejércitos privados corporativos que se rigen por intereses económicos, defendiendo únicamente los intereses de sus clientes. La dependencia de los gobiernos a estas empresas es cada vez mayor y es preocupante la impunidad que disfrutan en zonas de conflicto armado y de ocupación.
Esta tendencia de privatizar a ultranza los servicios referentes a la seguridad, recibió un gran impulso desde época de la Administración Obama-Biden (2009-2017), al concretarse un giro de estrategia para reducir las bajas y cuando las Fuerzas de Operaciones Especiales asumieron mayor protagonismo en las guerras encubiertas al estar destacadas en mas de 134 naciones, lo que representa un incremento de un 123% en relación a la administración anterior. Habitualmente estos despliegues no son supervisados, incluso ocurren sin conocimiento del Congreso[18].
Los contratistas en el conflicto ruso-ucraniano
Según un experto militar ruso, en el siglo XXI hemos visto una tendencia a difuminar los límites entre los estados de guerra y de paz. Las guerras ya no se declaran y, una vez iniciadas, se libran con un patrón desconocido[19]. Los estudiosos del tema podrían coincidir o discrepar de esta afirmación. El autor de estas líneas, por su parte, agregaría que, con la participación privada en los ámbitos de la guerra, la seguridad y el monopolio legítimo de la fuerza, atributo inherente al Estado, se comparte apasionadamente con las EMPS, en las que priman las reglas del libre juego de la oferta y la demanda del mercado.
“Se buscan: exsoldados multilingües dispuestos a ingresar de forma encubierta a Ucrania por la atractiva suma de hasta US$2.000 por día, más una bonificación, para ayudar a rescatar a las familias de un conflicto cada vez más sombrío”.
Este anuncio de trabajo real, nos recuerda a los llamados “soldados de la Fortuna” que operaron en el continente africano en la década del 60 y además parece sacado del guion de las conocidas películas de cowboys, pero fue tomado del sitio web de empleo Silent Professionals[20], y está concebido a personas, con experiencia militar o no, que les interese obtener jugosas ganancias, en la industria militar y de seguridad privada.
Ahora el frenesí, como lo llama un contratista canadiense, se le agrega a la extracción de personalidades importantes, incluso familias enteras con sus bienes. Entre las empresas que se destacan en esta modalidad esta la EMSP Mosaic, consorcio que brinda asesoría en inteligencia y en cuestiones de seguridad y que por coincidencia tiene su sede en los EEUU.
Al tener en su nómina a una gran cantidad de exfuncionarios de inteligencia de norteamericanos de alto rango, se infiere que su “honrosa “tarea se vincule más con las tareas de Inteligencia que por las armas, sin descartar, asumo, el uso de estas últimas.
Queda muy claro la ventaja que le proporciona a la EMSP la especialización de sus miembros. Las bases de datos de las EMSP contienen un elevado número de personas con un perfil laboral y experiencia que las hace idóneas para tareas específicas, precisadas por la alta tecnología de los sistemas de armas modernos u otros requerimientos que demandan alta cualificación. Esto le permite a los Estados contratarlas para realizar las mismas tareas que desempeñarían las fuerzas armadas, pero sin el costo político y legal que ello implicaría.
Según el Servicio de Investigación del Congreso estadounidense, la utilización de contratistas para realizar actividades ajenas al combate constituye un multiplicador de la fuerza, al aumentar el total de efectivos y liberar al personal uniformado para que pueda realizar misiones de carácter puramente militar (Schwartz, 2009, pág. 2).
El ejemplo que ponemos a la consideración del lector así lo demuestra:
Una investigación de la Revista time reveló, julio 2021, que existió un plan de inversión de 10.000 millones de dólares concebido por el ex Seal Erik Princey[21] fundador de la empresa militar privada estadounidense Blackwater, ahora rebautizada como Academy, que ha proporcionado mercenarios a la CIA, el Pentágono y el Departamento de Estado para operaciones encubiertas, para crear un ejército privado en Ucrania, contratando a veteranos ucranianos y con el claro fin de apoderarse de una gran parte de la producción militar-industrial de Ucrania y por consiguiente crear un inmenso consorcio de defensa incluyendo la aviación de combate al adjuntar las fábricas de motores para aviones de combate y helicópteros. (SHUSTER, 2021)
Es un hecho que al perder Donald Trump su reelección esta demoníaca idea fracasó, pero para validar su compromiso con el consorcio de seguridad privada el expresidente, un mes antes de abandonar la Oficina oval, otorgó indultos completos a cuatro ex contratistas de Blackwater condenados en relación con el asesinato de 14 civiles iraquíes desarmados, incluidos dos niños, en Bagdad en 2007. Esta acción rememora la conocida frase romana “Res non Verba”[22].
Los contratistas militares se han fundido con las estructuras militares de los “patriotas de corte fascistoide” como el Batallón Azov, La Milicia Paramilitar de Operaciones Especiales; el Batallón de asalto Aidar, integrado por grupos extremistas que participaron en el golpe de estado, contra el presidente Víctor Yanukovych en el 2014; la Legión Internacional de defensa de Ucrania, unidad militar compuesta por voluntarios extranjeros, británicos, estadounidenses y creada por el gobierno ucraniano dirigida para luchar contra Rusia. La creación de esta fuerza militar privada fue promulgada por el propio ministro de Relaciones Exteriores de Ucrania, Dimitro Kuleba.
Como algo paradójico e inusual, la cancillería de Kiev inauguró una página web para el reclutamiento de voluntarios a cuya convocatoria excedió a los 20 000 “combatientes” procedentes de 52 países (lituanos, belgas, británicos, estadounidenses, mexicanos e indios, entre otros).
La mencionada página de la Cancillería Ucraniana especifica los pasos a seguir los cuales se resumen en[23]:
1.- Solicite a la Embajada de Ucrania en su país la intención de unirse a la Legión Internacional de Defensa de Ucrania (pregunte a un agregado o cónsul de Defensa. Consulte el sitio web de la Embajada para obtener información adicional).
2.- Documentos necesarios a presentar para la entrevista, incluidos los que confirmen su historial de servicio militar y participación en combate
3.- instrucciones sobre cómo viajar a Ucrania, etc.
Los batallones Azov e Adair han sido celebres por protagonismo en actividades terrorista dirigidas contra la población civil del este de Ucrania. Poseen además sus propias cárceles los cuales han convertido en centros de torturas donde cientos de personas han desaparecido, bajo la mirada indiferente de Kiev.
Hasta el momento de escribir este artículo se estima ,según fuentes del Ministerio de Defensa ruso que más de 7 mil combatientes extranjeros habían llegado al territorio ucraniano y la cifra de muertos prisioneros superaban los 2000[24], no obstante de las “victorias “ anunciadas con bombo y platillo por el Presidente Zelensky contra las tropas del ejército ruso como fue anunciado, en septiembre pasado. La realidad fue que las fuerzas respaldadas por la OTAN liberaron una porción de territorio de 70 kilómetros de largo algo o sea eran territorios conquistados por Rusia, pero no ocupados[25].
Los reportes de prensa son alarmantes sobre las muertes de contratistas privados muertos o hechos prisioneros entre ellos, aunque parezca algo insólito, jóvenes aventureros sin experiencia militar como el joven canadiense que refirió en las redes sociales haber viajado a Ucrania influenciado por Instagram; ciudadanos de origen estadounidenses, franceses, británicos, asiáticos etc. los cuales según expresa el portavoz del Ministerio Ruso de Defensa, Mayor General Igor Konashenkov, “Vinieron a Ucrania a ganar dinero matando eslavos. Por lo tanto, lo mejor que les espera es la responsabilidad penal y las largas penas de prisión”.
El polémico sitio web tiene entre sus objetivos, si no lo han hecho ya, el reclutamiento de exmilitares con conocimientos en artillería de campaña, personal en riesgos contra riesgos químicos, biológico y nucleares y ex integrantes de Fuerzas especiales para ser utilizados en el combate Urbano.
Al juzgar por las especialidades, de alto riesgo, que esperan concentrar en unidades militares privadas y al constante envío de armamento de última generación por los países de la OTAN y los EEUU, el objetivo es contener e intentar debilitar a toda costa al gigante euroasiático.
Las palabras de el Alto Representante para la Política Exterior de la Unión Europea, Josep Borrell, ilustra claramente el panorama cuando expresó:
“Desde el principio estaba claro que no íbamos a mandar a nuestras tropas a combatir, y ellos lo sabían perfectamente. No lo pidieron, pero nos dijeron: sabemos que si atacan combatiremos solos, pero por lo menos dennos armas y munición.No hacer eso, no proporcionar los elementos básicos para que luchen, hubiera sido una inmensa hipocresía. Me alegro de que se haya podido conseguir en poco tiempo un acuerdo para hacer de forma coordinada y con fondos europeos lo que varios estados ya estaban haciendo. Tiene un riesgo, sí, claro. Pero no hacerlo también, y hubiera sido un fallo histórico” (Saunzes,Pablo R, 2022).
Es evidente que en la mente de los jerarcas del Pentágono y del Complejo Militar Industrial y de Seguridad de EEUU se mantiene la idea fija contra la Federación Rusa, como antes lo fue contra URSS al decir de George Kennan “Si la Unión Soviética se hundiera mañana bajo las aguas del océano, el complejo industrial-militar estadounidense tendría que seguir existiendo, sin cambios sustanciales, hasta que inventáramos algún otro adversario. Cualquier otra cosa sería un choque inaceptable para la economía estadounidense”[26].
El comandante en jefe Fidel Castro con la experiencia y sus certeros análisis de los acontecimientos y eventos internacionales, le comento a Max Lesnik Menéndez[27],en una conversación privada en el ya lejano año 1992: “La próxima guerra en Europa será entre Rusia y el fascismo, solo que el fascismo se llamará democracia”.
No es casual que el 17 de diciembre del 2021 al discutirse en la ONU la Resolución A/76/460 propuesta por Rusia sobre la Lucha Contra la Glorificación del Nazismo y otras prácticas que exacerban las formas contemporáneas de racismo, xenofobia e intolerancia, la referida Resolución fuera aprobada por 130 países, con 49 abstenciones y 2 votos en contra, Estados Unidos y Ucrania. No es necesario comentario alguno… una vez más el extraordinario estadista cubano tenía la razón.
Mientras continua la paranoia, se incrementa el cerco a Rusia, se intenta contener a China y demonizarla por sus reclamos sobre “Taiwán y un solo país”. Diversos reportes de prensa informan sobre las pérdidas de vidas humanas en este conflicto la legión extranjera ante el aumento de las pérdidas de combatientes durante el combate ha aumentado el rigor de la selección y solo acepta personal con probada preparación militar.
Las cifras ofrecidas por el Ministerio Ruso de Defensa señalan que cada tercer soldado en la ofensiva de las Fuerzas Armadas de Ucrania cerca de Járkov es ciudadano de un país de la OTAN.
Ante el intenso envío de armas a Kiev aumenta de manera proporcional el contrabando de armas, fenómeno colateral, que introduce una dinámica más a la tensa situación existente en la región.
La Unión Europea se ha mostrado preocupada por esta situación, que se está tornando descontrolada ante el inmenso trasiego de armas desde las regiones ucranianas con efecto derrame hacia la culta y vieja Europa. El principal temor es que suceda como en la época de la artera invasión a Yugoslavia, cuando los envíos sin control terminaron abasteciendo las necesidades de pandillas criminales, separatistas etc.
Para tener una idea aproximada de esta situación me remito a un comunicado de Prensa del Departamento de Defensa de los EEUU donde afirma que “…En total, Estados Unidos ha comprometido aproximadamente $16.9 mil millones en asistencia de seguridad a Ucrania desde enero de 2021. Desde 2014, Estados Unidos ha comprometido aproximadamente $ 19 mil millones en asistencia de seguridad a Ucrania, más de $16.2 mil millones desde el comienzo de la invasión el Rusia el 24 de febrero” (DoD, 2022).
Los acontecimientos que giran alrededor de este conflicto demuestran claramente que se ha convertido en una confrontación en territorio europeo cuyos combates más fuertes y decisivos se libran con armas estadounidenses y los muertos, por supuesto los pone otro. EEUU, como es usual, lo atiza lo cual se traduce en un estado de guerra entre Rusia y la dimensión militar, de Washington, en Europa, la OTAN, con resultados impredecibles para todas las partes. Lamentablemente la historia demuestra con creces que EEUU promueve y comienza las guerras y después no sabe cómo culminarlas.
El incremento de las EMSP ha posibilitado a las grandes potencias, en especial EEUU y RUGB, el auge del empleo de los contratistas, civiles y militares, hasta niveles nunca antes visto en la historiografía militar, la privatización de la guerra a través de la tercerización de las funciones de seguridad y del uso de la fuerza, que tradicionalmente correspondían al Estado soberano, por parte de los mismos se vuelve un rasgo destacado de las confrontaciones bélicas modernas.
Es evidente que la utilización de las EMSP disminuye los costos políticos que implica una presencia a gran escala de su ejército. Al no existir instrumentos jurídicos vinculantes que regulen sus operaciones, no existe ningún control estatal sobre sus acciones por lo que recurren a cualquier método, incluyendo violaciones de derechos humanos, para lograr sus objetivos. En estos casos la responsabilidad de sus actos va hacia las empresas y no hacia el gobierno que las contrató, menos probabilidades que los soldados regulares sufran estrés post traumático, un fenómeno que ha tenido costos elevados para el Pentágono, cumplen objetivos de dominación en tanto tienen mayor libertad para intervenir directamente en conflictos internos y lograr posicionamientos geoestratégicos de interés, Son una vía para proporcionar inteligencia y otras clases de informaciones sobre los entornos operativos vinculados al combate e indiscutiblemente fortalecen el músculo militar del Ejercito de los EEUU y constituyen un apreciable instrumento de política exterior e interior que les permite evadir tanto consecuencias políticas como normas internacionales.
El uso de los contratistas militares privados se ha extendido por todo el planeta. Estos flamantes “combatientes” nos los podemos encontrar en la Región de América latina y el Caribe participando directamente en la fallida lucha contra las drogas, en coordinación con el Comando Sur y de las embajadas de Washington en la región, en África en la protección de personalidades o custodiando objetivos económicos importantes como minas de diamantes, pozos petroleros o en el contrabando de animales exóticos, marfil etc., muy pronto, si es que ya quizás los encontraremos en Asia, participando directamente en otro evento bélico, que aun esta por definirse. Más recientemente en el conflicto ruso – ucraniano que ha sido tomado, como estudio de caso.
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[1] Compañía militar privada internacional con sede en Herndon, Virginia, Estados Unidos, especializada en entrenamiento militar, logística y apoyo en forma de consultoría de mantenimiento y gestión de sistemas de armas. Vinnell Corporation es una subsidiaria de Northrop Grumman Corporation.
[2] Operación militar lidereada por los EEUU contra Irak.
[3] Se destaca la Empresa de origen estadounidense. Recursos Militares Profesionales. https://kripkit.com/recursos-profesionales-militares/
[4] EMSP Executive Outcomes. https://www.globalsecurity.org/military/world/para/executive-outcomes.htm
[5] https://www.elconfidencial.com/mundo/2007-07-05/en-iraq-ya-hay-mas-contratistas-privados-que-soldados-segun-los-angeles-times_499670/
[6] https://www.jornada.com.mx/2007/07/05/index.php?section=mundo&article=031n1mun
[7] Presidente del Grupo de Trabajo sobre la utilización de mercenarios como medio de violar los derechos humanos y de obstaculizar el ejercicio de los pueblos a la libre determinación. http://ftp.derechos.org/nizkor/excep/mercenarios1.html#:~:text=
[8] https://www.unityresourcesgroup.com/
[9] https://powerbase.info/index.php/Erinys_International
[10] https://es.abcdef.wiki/wiki/Defion_Internacional
[11] https://www.operationmilitarykids.org/private-military-companies/
[12] Idem
[14] https://www.globalsecurity.org/military/world/para/executive-outcomes.htm
[15] Presidente de los EEUU desde 1809 hasta el año 1817. Está considerado como uno de los más influyentes “Padres fundadores de los Estados Unidos” por su contribución a la redacción de la Constitución de los Estados Unidos y a la Carta de Derechos de los Estados Unidos, hasta el punto de ser apodado “El Padre de la Constitución”.
[16] https://citas.in/autores/james-madison/
[17]https://www.everycrsreport.com/files/20020205_RL30172_650d4a8991cbdbc28b3da18574fea5853ada22c0.pdf
[18] Nick Turse es un académico estadounidense, coeditor del sitio web TomDispatch.com y ganador de un Premio Ridenhour en 2009 así como un Premio James Aronson. Su trabajo ha aparecido en Los Angeles Times, the Nation, In These Times, y regularmente en TomDispatch. Turse es actualmente un asociado del Centro para los Estados Unidos y la Guerra Fría de la Universidad de Nueva York. http://www.tomdispatch.com/
[19] Valery Guerasimov general ruso y actual jefe de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Rusia https://mpr21.info/la-guerra-moderna-en-la-doctrina-militar-rusa/
[20] https://silentprofessionals.org/
[21] Miembro de un poderoso clan de donantes de derecha de Michigan favorecida por la administración del ex presidente Donald Trump. Betsy DeVos, fue nombrada Secretaria de Educación/ https://sputniknews.com/20210707/report-says-blackwater-founder-had-10bln-plan-to-develop-weapons-create-private-army-in-ukraine-1083332372.html
[22] Hechos, no palabras.
[24] https://www.rt.com/russia/554029-foreign-mercenaries-ukraine-mariupol/
[25] se limitaron a recuperar territorios que el ejército ruso había conquistado pero que nunca ocupó. Desde el inicio de la operación militar rusa, el presidente Putin anunció que el objetivo de Rusia era defender las dos repúblicas populares del Donbass, que no anexaría Ucrania y que sólo se planteaba «desnazificar» el país, o sea librarlo de los «nacionalistas integristas». https://www.voltairenet.org/article218042.html
[26] Ex diplomático e historiador, autor de la Doctrina de la Contención contra la URSS y figura clave del periodo conocido como la Guerra Fría
[27] Un periodista y político cubano radicado en Miami, Estados Unidos, desde1961.
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