La economía brasileña se contrajo -4,1% en 2020 comparada con el año anterior, por los efectos adversos de la Covid 19
Investigador del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial
La economía brasileña se contrajo -4,1% en 2020 comparada con el año anterior, por los efectos adversos de la Covid 19, según una reciente publicación del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE). Esta caída es la mayor en 25 años, desde que se iniciaron las actuales series de la entidad estadística gubernamental, pero también la peor desde el desplome del producto interno bruto (PIB) en -4,3% registrado en 1990, de acuerdo a datos del Banco Central, y la tercera más profunda en esa serie de datos.
El desplome económico de Brasil en 2020 fue, no obstante, menor de lo previsto por sus propias autoridades y por organizaciones internacionales. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) había estimado en diciembre pasado un decrecimiento de -5,3% para 2020 -similar al de las autoridades de ese país- menor del -9,2% de julio. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) también estimó en diciembre una caída de -6%. El Fondo Monetario Internacional (FMI), en su actualización de octubre del Panorama de la Economía Mundial, mejoró su previsión de decrecimiento de la economía brasileña a -5,8% (en junio había sido de -9,1%, por –
5,3% en las de abril).
Hubo coincidencia en todas las previsiones gubernamentales brasileñas y de organizaciones internacionales, de que la economía de Brasil sería impactada por una notable contracción, influida por la COVID-19. En los hechos, la desastrosa política sanitaria gubernamental para enfrentarla condujo a ese país a ser uno de los más afectados del mundo en 2020. El manejo de Jair Bolsonaro de la COVID-19, de la cual enfermó a inicios de julio, al igual que antes varios miembros de su gabinete y uno de sus hijos, puede ser explicado por algunos planteamientos públicos muy gráficos.
Con la primera víctima en Brasil, consideró al virus una “fantasía”, no lo que los medios de comunicación propagaban, luego comentó la “histeria” alrededor de este. Más adelante, dijo que por su historia como deportista, si estuviera infectado, sentiría a lo sumo una “gripecita”. Al aumentar el número de contagios, sostuvo que se “sobredimensionaba” el poder destructivo del virus, a lo que añadió luego que el virus se estaba yendo debido al clima tropical de Brasil.
El día en que los casos de su país superaron a los de China, respondió a una periodista que lo interpelaba “¿Qué quieres que haga? Soy un Mesías, pero no hago milagros”. Además de oponerse al uso de las mascarillas, y vetar leyes que pretendían hacer obligatoria su uso, minimizó la COVID-19 con el argumento de que la paralización del país -por la cuarentena- provocaría más muertes que el propio virus. Por otra parte, en términos políticos se evidencian problemas de gobernabilidad de Bolsonaro, con choques entre el gobierno federal y los estados, tanto en economía como en el manejo del combate contra la COVID-19; la salida de varios ministros del gabinete gubernamental, entre ellos dos de Salud, por sus contradicciones respecto a la política frente a la COVID-19 con el mandatario y la renuncia del de Justicia, Sergio Moro, tras acusar a Bolsonaro de interferir políticamente en la Policía Federal, así como
continuas pugnas entre el ejecutivo y el legislativo.
En la caída de -4,1% del producto interno bruto (PIB) brasileño influyeron los descensos en la industria y en los servicios (solo aumentó la agricultura). El PIB per cápita alcanzó 35.172 reales en 2020 (-4,8% en términos reales respecto al 2019), la tasa más baja de la serie histórica. El descenso de -3,5% en la industria estuvo influido por notables caídas en la actividad de construcción (-7%) y de industrias manufactureras (-4,3%), esta última por el negativo impacto de la disminución en volumen del valor agregado de la fabricación de vehículos automotores; otros equipos de transporte, confección y metalurgia. Las actividades de electricidad y gas, agua, alcantarillado y gestión de residuos tuvieron una variación de -0,4% con relación a 2019. Solo crecieron las industrias extractivas (1,3%), por el aumento de la producción de petróleo y gas, que compensó la caída en la extracción de mineral de hierro.
El descenso en servicios (-4,5%) fue más acusado que en la industria. En las actividades del sector terciario disminuyeron significativamente otras actividades de servicios (-12,1%); transporte, almacenamiento y correo (-9,2%); administración, defensa, salud pública y educación y seguridad social (-4,7%) y en menor medida comercio (-3,1%) e información y comunicaciones (-0,2%). Es de destacar que tanto los servicios prestados a las familias (en otras actividades de servicios) como el transporte, fueron los más afectados por el distanciamiento social en respuesta a la pandemia. Solo se incrementaron las actividades financieras, seguros y servicios conexos (4%) y las actividades inmobiliarias (2,5%).
El crecimiento de 2% en agricultura fue resultado del incremento de la producción y ganancias en productividad en la actividad agraria, que suplantó el débil desempeño de la ganadería y pesca. La soya (7,1%) y el café (24,4%) mostraron producciones records en la serie histórica. Opuesto fue el comportamiento de la producción de tabaco (-8,4%) y de naranja (-10,6%).
En 2020 la tasa de inversión fue del 16,4% del PIB, superior a la del 2019 (15,4%). La tasa de ahorro fue del 15% (comparada con el 12,5% en 2019). Respecto al gasto, hubo una variación de -0,8% en la formación bruta de capital fijo. El gasto de consumo del gobierno disminuyó -4,7% y el de consumo de los hogares -5,5% (también la mayor caída en la serie histórica), por el deterioro del mercado laboral y el distanciamiento social por la COVID-19.
Datos de la Encuesta Nacional Continua por Muestreo de Hogares del IBGE muestran que el desempleo en Brasil en 2020 registró una tasa promedio anual del 13,5% (13,4 millones de desempleados) el nivel más alto desde la nueva medición estadística iniciada en 2012. Entre enero y diciembre de 2020, se sumaron 840.000 personas a la búsqueda de un empleo. La misma medición arrojó como resultado que el promedio anual de población ocupada fue de 86,1 millones de trabajadores, 7,9% menos que en 2019 y también el menor número desde 2012.
Es de destacar que desde mayo de 2020, el nivel de ocupación en Brasil está por debajo del 50%, lo cual significa que menos de la mitad de la población con edad para trabajar está ocupada. Igualmente aumentó el número de personas que han desistido de buscar un empleo y que sumaron un promedio anual de 5,5 millones, 16,1% más que en 2019. Entre octubre y diciembre, los “desalentados” fueron 5,8 millones, la misma cifra del trimestre julio-septiembre y 25,3% más respecto a los mismos meses de 2019.
La tasa de informalidad presentó una leve reducción, al pasar de un promedio anual del 41,1% de la población ocupada en 2019 para el 38,7% de 2020. Para el período entre octubre-diciembre de 2020, esa tasa de informalidad llegó al 39,5% (34 millones de trabajadores informales), superando el 38,4% del período julio-septiembre y detrás del 41% de octubre-diciembre de 2019. En el sector externo, las exportaciones cayeron -1,8%, mientras que las importaciones lo hicieron un -10%. Las transferencias de ingresos por el programa de ayuda de emergencia para la pandemia posibilitaron que el PIB brasileño no cayese más. Estas, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), han llegado a casi 67 millones de personas, con pagos ascendentes a 280.000 millones de reales, cerca del 3,9% del PIB.
La suma de gastos del gobierno federal hasta noviembre (por suspensión de tributos y aumento de gastos) alcanzó a alrededor de 615.000 millones de reales (cerca de 8,6% del PIB). Además, el Banco Central de Brasil (BCB) facilitó la expansión del crédito por parte del sistema financiero, posibilitando un aumento de más de 37% en los préstamos a las micro y pequeñas empresas con relación a 2019, equivalente al 1,7% del PIB. En total, en términos fiscales y de créditos, se asignaron recursos cercanos al 12% del PIB en respuesta a la COVID-19.
Estos montos posibilitaron que más de 40% de los hogares (más de 50% de la población brasileña), recibieran ayudas para resistir la caída de sus ingresos, dada la disminución de 10 millones de ocupados en los primeros cuatro meses de
afectaciones de la COVID 19. Bolsonaro, a pesar de denostar sistemáticamente al plan Bolsa Familia heredado de los gobiernos del Partido de los Trabajadores (PT), mediante este movilizó la cuantía de la ayuda mensual de 600 reales (casi 120 dólares) durante cinco meses (abril a agosto de 2020) y de 300 reales mensuales hasta el fin de 2020, lo que supuso un incremento de más del 200%.
Igualmente, esta mencionada asignación de recursos y su cuantía condujo a un repunte de la aceptación de Bolsonaro como gobernante. Un sondeo encargado por la Conferencia Nacional de la Industria (CNI) al Instituto Ibope, divulgado a fines de septiembre, concluyó que la popularidad del presidente brasileño, Jair Bolsonaro se disparó hasta el 40%, el mayor nivel desde el inicio de su mandato, a pesar de su polémica gestión de la pandemia y su política ambiental. Ahora se calificó su gestión como “óptima” o “buena”, frente al 29% que opinaba así en diciembre de 2019. Por otro
lado, 50% de los brasileños aprobó recién su manera de gobernar, frente al 41% de la encuesta de diciembre pasado.
Otra encuesta publicada por el periódico Folha de Sao Paulo mostró que 52% de los entrevistados consideró que Bolsonaro “no tiene ninguna culpa” por los decesos registrados en el país por la crisis sanitaria, frente al 47% que opinaba así a finales de agosto. Por otro lado, el 38% de los entrevistados dijo que el mandatario era “uno de los culpables”, pero no el principal, mientras que 8% considera que era el “principal culpable” de las muertes. No obstante estas opiniones, 42% de los consultados calificó como “mala o pésima” la actuación del jefe de Estado frente a la pandemia. Las últimas previsiones gubernamentales de crecimiento económico para Brasil en 2021 son ahora de 3,2%, proyección con la que coincide la CEPAL. El FMI, en tanto, previó en octubre de 2020 un crecimiento del PIB brasileño para 2021 de 3,9% (0,8% menos que en junio).
Bibliografía
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Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). (2020) Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe 2020. Santiago de Chile, diciembre de 2020.
Deutsche Welle (DW) (2020) Más de la mitad de los brasileños exculpa a Bolsonaro de las muertes por COVID-19. 14 de diciembre de 2020. https://www.dw.com/es/m%C3%A1s-de-la-mitad-de-los-brasile%C3%B1osexculpa-a-bolsonaro-de-las-muertes-por-covid-19/a-55939371
Fondo Monetario Internacional (FMI) (2020) Actualización de las Perspectivas de la economía mundial. Junio de 2020.
_ (2020) Perspectivas de la economía mundial. Octubre de 2020.
Instituto Brasileiro de Geografia e Estatistica (IBGE) (2021) PIB cai 4,1% em 2020 e
fecha o ano em R$ 7,4 trilhões. https://agenciadenoticias.ibge.gov.br/agenciasala-de-imprensa/2013-agencia-de-noticias/releases/30165-pib-cai-4-1-em2020-e-fecha-o-ano-em-r-7-4-trilhoes.
(2021a) Desemprego recua para 13,9% no 4º tri, mas taxa média do ano é a
maior desde 2012. https://agenciadenoticias.ibge.gov.br/agencia-noticias/2012-
agencia-de-noticias/noticias/30130-desemprego-recua-para-13-9-no-quartotrimestre-mas-e-o-maior-para-o-ano-desde-2012
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