La importancia estratégica que la revolución triunfante concedía a la región asiática se evidenció desde muy temprano
Embajador. Investigador del Centro de Investigaciones de Política Internacional
Tradicionalmente, y hasta el triunfo de la Revolución el primero de enero de 1959, los gobiernos de Cuba, con independencia de su origen y signo, subordinaban por lo regular su política exterior a los lineamientos correspondientes de Estados Unidos.
Caso excepcional fue el luchador antimperialista Antonio Guiteras Holmes que en 1934 como Ministro de Gobernación del efímero gobierno de los cien días promulgó una serie de medidas que afectaban los intereses de Estados Unidos y además intervino una corporación estadounidense clave, la llamada Compañía Cubana de Electricidad, propiedad de la General Electric y del Monopolio Morgan, a la sazón el más importante de los establecidos en Cuba en esa etapa.
Menos de una semana después de la intervención, el gobierno fue depuesto por un golpe encabezado por el Jefe de las fuerzas armadas Fulgencio Batista, quien al año siguiente dirigió el asesinato de Guiteras y así fortaleció sus credenciales ante Washington como el llamado hombre fuerte de Cuba.
Congruente con su subordinación total a Estados Unidos, salvo vínculos menores con los países caribeños de habla hispana y España, Cuba vivía a espaldas del mundo y también de su entorno inmediato.
Asia desde luego no contaba en sus proyecciones, aunque existían vínculos diplomáticos de bajo nivel, legaciones, con varios estados, con los cuales no había intercambios políticos significativos o económicos a nivel bilateral o multilateral.
Cuba no tenía política exterior propia, independiente y soberana, ni la podía tener, porque el país era sencillamente una neocolonia, dominada por Estados Unidos en lo político y lo económico, que regía su comportamiento en la arena internacional hasta 1934, a través de la Enmienda Platt y luego mediante tratados diversos, estricto control económico y su presencia militar siempre amenazante. (Rodríguez, C. R. (1986).
Cuba, país monoproductor y monoexportador de azúcar, su principal fuente de ingreso, el comercio de importación y exportación estaba en manos de compañías norteamericanas y sus vínculos locales subordinados y la cuota azucarera para ingresar al mercado estadounidense ataba de pies y manos la conducta de las autoridades.
Con el triunfo revolucionario de 1959 todo cambió radical y rápidamente como parte de una estrategia global de búsqueda de aliados políticos y mercados para las exportaciones de azúcar para la profundización de la revolución, que los líderes del joven estado sabían que inevitablemente provocaría agudos conflictos con Washington.
Heredero del ideario antimperialista de José Martí, imbuido ya de la doctrina de Marx y Lenin, arraigado en las luchas por la independencia y las de las primeras décadas de la república neocolonial contra la Enmienda Platt, de Julio Antonio Mella y Antonio Guiteras y los esfuerzos de los comunistas cubanos, el líder del movimiento revolucionario Fidel Castro Ruz sabía perfectamente lo que había que hacer y los costos de aquella gesta. (Ramonet. I. (2006).
Años antes, en 1958, en carta a su compañera Celia Sánchez a raíz del ataque con bombas de factura norteamericana a las casas de campesinos de la Sierra Maestra Fidel Castro había reconocido que su verdadero destino era enfrentarse a Estados Unidos. Los conflictos eran predecibles. No era posible avanzar en la senda independiente sin chocar con los intereses de dominación de Estados Unidos. La Historia de Cuba y la del mundo lo evidenciaban con creces.
Varios años atrás, en 1953, en su alegato de defensa en el juicio por el asalto al Cuartel Moncada, Fidel Castro había presentado ya un programa de acciones que llevarían a cabo en caso de triunfar, muchas de las cuales afectarían directamente los intereses de Estados Unidos, en primer lugar, una reforma agraria profunda. Como consideró en 1973 el doctor Carlos Rafael Rodríguez, “La Historia me Absolverá” no era un llamado para derrotar a un tirano circunstancial sino todo un programa de lucha en que el imperialismo resulta, por clara inferencia, el principal acusado y en que surgen ante el pueblo, como indispensables, las transformaciones agrarias y los cambios de estructura económica que iban a conducir al socialismo”. (Rodríguez, C.R. ob cit).
La primera Ley de Reforma Agraria de la revolución triunfante, simbólicamente firmada el 17 de mayo de 1959 en la Plata, en el corazón de la Sierra Maestra, confirmaría la seriedad de los propósitos de los líderes revolucionarios y su voluntad firme de cumplir lo prometido.
Para Estados Unidos era la confirmación de sus temores con el proceso cubano y por ende, como era usual, desataron toda clase de amenazas, presiones y acciones abiertas y encubiertas contra la joven revolución.
Cuando Fidel Castro anunció el seis de agosto de 1960 ante una multitud reunida en el Estadio Latinoamericano la nacionalización de los centrales azucareros, bancos, hoteles, las refinerías de petróleo y las empresas telefónica y eléctrica de propiedad norteamericana, el golpe fue demoledor.
Demoledor para el sistema de dominación estadounidense y las compañías directamente afectadas, pero también para la mafia norteamericana que, asociada con el dictador Batista, pretendía convertir a Cuba en un gran casino y base de sus operaciones.
Años después cuando Estados Unidos organizó múltiples acciones para tratar de derrocar la Revolución, incluido diversos planes para asesinar al líder Fidel Castro, se sirvieron de mafiosos norteamericanos frustrados por la pérdida de su sueño expansionista en Cuba para intentar el magnicidio.
La Combinación de la Reforma Agraria que liquidaba el latifundismo en primer lugar de las compañías norteamericanas, que controlaban las mejores tierras del país con la nacionalización de las empresas industriales, bancos y compañías de servicios estadounidenses era el fin de la vieja Cuba sometida.
La dominación norteamericana de la economía cubana había pasado a la historia en solo 15 meses. Cuba era ya un país realmente independiente, dueño de sus destinos.
Era imprescindible, por tanto, revolucionar integralmente y a toda velocidad la política exterior y las acciones en la arena internacional para defenderse del ataque despiadado del imperio, apoyar el proceso transformador de la economía ya realmente nacional y promover los valores de la revolución. A eso se dedicaron Fidel Castro y sus compañeros desde el primer momento del triunfo con visión estratégica, integralidad, sistematicidad, flexibilidad y adaptabilidad a los diversos escenarios que seguramente sorprendieron a sus adversarios.
Los principios básicos de la política exterior de la revolución mantenidos inalterados hasta hoy fueron la promoción de relaciones con todos los países del mundo sobre la base del respeto y la paz mundial así como el apoyo activo y multifacético a las luchas de todos los pueblos contra el imperialismo, el colonialismo, el neocolonialismo y toda forma de explotación y discriminación de los hombres y la oposición también activa a la dominación imperial y sus agresiones en cualquier parte del orbe. (Informes al Primero, Segundo, Tercero y Cuarto Congresos del PCC).
El objetivo esencial de la Revolución ha sido siempre contribuir a la causa del socialismo, estableció el Primer Congreso del Partido Comunista y su tesis sobre política internacional. En el centro de esta estrategia figurarían el internacionalismo revolucionario y la solidaridad, ambos expresados en formas diversas ajustadas a las cambiantes realidades y las posibilidades, pero siempre en cumplimiento de la máxima martiana de que “Patria es humanidad “y las tradiciones nacionales.
Así Cuba se involucró profundamente en las luchas por un mundo mejor y más justo, la democratización de las Naciones Unidas y el sistema multilateral y la oposición a flagelos que como la deuda externa ahogaban a las economías de los países pobres o los problemas derivados del cambio climático que amenazan a la especie humana.
Cuba se destacó también por su apoyo activo a los pueblos en lucha contra dictaduras como la de Trujillo en República Dominicana, los Somoza en Nicaragua, Pinochet en Chile, Videla en Argentina, regímenes racistas como el de Sudáfrica o agredidos militarmente por Estados Unidos como Vietnam o los que como Venezuela y Nicaragua bregaban y bregan por su independencia.
Nada humano le ha sido ajeno en su batallar en organismos y esferas internacionales a lo largo de su historia, en los que el accionar de la diplomacia cubana ha sido descollante y de ahí el prestigio y el respeto de que goza.
Esta conducta, invariable a lo largo del tiempo a pesar de los graves peligros que ha entrañado para Cuba, fue ratificada durante el VII Congreso del Partido Comunista del país efectuado en 2016, coincidente con el restablecimiento de los nexos diplomáticos con Estados Unidos, por su primer Secretario, General de Ejército Raúl Castro Ruz. En tan significativa coyuntura fue enfático al subrayar que Cuba no renunciaba a sus principios, no haría concesiones en materia de soberanía e independencia y siempre se mantendría fiel a sus postulados históricos.
En breve tiempo la Revolución colocó a Cuba en el mapa político del mundo y dado su activismo y la eficacia de sus esfuerzos rompió, como afirma el profesor Antonio Romero, el molde acerca de cómo un país pequeño y relativamente pobre debía y podía comportarse en política internacional. (Romero A).
En virtud de esta orientación en el caso de Asia, Cuba ha desarrollado relaciones de muy disímiles formas tanto con grandes economías como China, India y Japón como con pequeños países como los de Indochina, Timor Leste y Oceanía, con nexos diplomáticos con la inmensa mayoría de los estados de la región y representaciones diplomáticas encabezadas por embajadores y cónsules generales en 18 estados.
El esfuerzo de acercamiento a Asia encontró simpatías en muchos países de la región dadas las similitudes con Cuba por su común pasado colonial y luchas por la independencia y los intentos múltiples de integración excluyendo a actores extra regionales, así como por el relevante papel que las partes concedían al estado y a políticas de promoción social para poder avanzar por las nuevas sendas de desarrollo. (Chamero O.).
En la resolución sobre política exterior del Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba, que se efectuó del, “17 al 22 de diciembre de 1975,se sistematizó este rumbo al afirmarse “Los países asiáticos con una política exterior independiente y en particular los que figuran en el Movimiento de Países No Alineados (MNOAL) forman parte de nuestro sistema de alianzas, en torno a un programa común acordado”.
El activismo político diplomático cubano se ha destacado tanto en los planos bilaterales con esas naciones como a escala multilateral y establecido interacción y vínculos de colaboración con ellos en el MNOAL del cual fue fundador, el grupo de los 77 más China, los organismos de la ONU, el Foro del Pacifico Sur, la Asociación de Pequeños Estados Insulares y otros.
Esos intercambios han permitido a los dirigentes cubanos interactuar personalmente con líderes históricos de los países asiáticos como el Presidente Mao Zedong, el Primer Ministro Zhou Enlai y el Jefe de Estado Liu Shaoqi de China, los Primeros Ministros Nehru, Indira Gandhi y su hijo Rajib de India, el Presidente Sukarno de Indonesia, la Presidenta Sirimavo Bandaranaike de Sri Lanka, el líder vietnamita Ho Chi Minh, el Rey de Cambodia Norodom Sihanouk, el mandatario norcoreano Kim Il Sung, el Primer Ministro Mahatir de Malasia y otros, así como con sus sucesores.
Ningún país latinoamericano o caribeño y muy pocos de otras latitudes incluidas grandes potencias han tenido la oportunidad histórica de interactuar con por lo menos alguno de estos líderes que en sus respectivos escenarios hicieron historia, con excepción de Cuba y por obra de su Revolución.
La importancia estratégica que la revolución triunfante concedía a la región asiática se evidenció desde muy temprano con el envío poco después de la victoria de una delegación encabezada por uno de los lideres principales del proceso, el comandante Ernesto Che Guevara a India, Japón, Indonesia, Sri Lanka y Pakistán, durante la cual fue recibido por Nehru, Sukarno, Ayub khan y otros mandatarios.(Fernández O. (2018).
Al año siguiente Guevara visitó China y la República Popular Democrática de Corea donde interactuó con sus máximos líderes Mao Zedong y Kim Il Sung y el Presidente Osvaldo Dórticos y el entonces Comandante Raúl Castro Ruz en calidad de ministro de las FAR a Vietnam, donde compartieron con el líder independentista Ho Chi Minh.
Estos esfuerzos de los primeros tiempos de la revolución tuvieron sistemática continuidad durante los seis viajes que el presidente Fidel Castro realizó a países de la región entre 1973 y 2005, los tres realizados por Raúl Castro y la gira del presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez en 2018 por todos los países socialistas asiáticos, acciones cimeras de un intercambio que ha involucrado prácticamente a lo largo del tiempo a toda la dirección cubana.
Del lado asiático y en la misma dirección hay que resaltar las visitas oficiales a Cuba de los presidentes de China Jiang Zemin, Hu Jintao y Xi Jinping,el primer presidente de indonesia Sukarno, la del Primer Ministro de Japón Shinzo Abe, la de los lideres vietnamitas iniciados por Pham Van Dong y la más reciente de Nguyen Xuan Phuc, la del Presidente de la India Ram Nath Kovind, el Primer Ministro de Malasia Mahatir, el Presidente de Timor Leste, los primeros ministros de Samoa, Tuvalu y mandatarios de Kiribati y Cambodia.
Se articuló, por tanto, desde tan temprana fecha una relación histórica singular con los lejanos países asiáticos que se fue desarrollando y fortaleciendo en el tiempo y permitió, por ejemplo, celebrar en 2020 el 60 aniversario del establecimiento de vínculos diplomáticos con siete países del área.
Acontecimientos trascendentales durante este proceso fueron la ruptura de relaciones con Taiwán y el reconocimiento inmediato de la República Popular China en asamblea general del pueblo en la Plaza de la Revolución el 2 de septiembre de 1960, acto inédito en los anales de las relaciones internacionales y el movimiento de solidaridad con el pueblo de Vietnam en su lucha contra la agresión militar norteamericana, de gran impacto en la opinión pública mundial.
El justo reconocimiento de China Popular fue incluido como una de las decisiones básicas de la Primera Declaración de la Habana, documento programático clave de la historia de la revolución.
Cuba fue por tanto el primer país del hemisferio occidental que reconoció a China Popular en 1960, en ese momento excluida de la ONU y con escasos nexos diplomáticos por las presiones de Estados Unidos, y también el primero en reconocer a la entonces llamada República Democrática de Vietnam hoy Republica Socialista.
Y fue el único que convirtió el apoyo a Vietnam en un gran movimiento de solidaridad a lo interno y en la palestra internacional, actos demostrativos de gran valor político pues entrañaban el reforzamiento del enfrentamiento directo a la gran potencia imperial vecina, ya muy tenso por las acciones promovidas por la revolución en su camino independiente y soberano.
Cuba fue en esa proyección el primer país del mundo en crear un comité de solidaridad con Vietnam, Laos y Cambodia, que se convirtió en uno de los principales motores de la solidaridad mundial con esos pueblos en su resistencia contra la agresión norteamericana y de sus aliados.
La visita del Comandante Guevara a China en 1960 concluyó, en lo económico, con un crédito sin interés por 60 millones de dólares para la adquisición de 24 fábricas en diversas ramas y el compromiso chino de importar un millón de toneladas de azúcar y en lo político sentó las bases para la promoción de las nacientes relaciones entre las dos revoluciones. (Pereira C. M. (2020).
La solidaridad con Vietnam tuvo niveles sin precedentes como la visita del presidente Fidel Castro a las zonas liberadas de Vietnam del Sur en 1973, el único jefe de gobierno extranjero que diera semejante paso, la apertura de una embajada en Vietnam del Sur, la única en el territorio liberado y el envío de trabajadores cubanos a participar en la construcción de carreteras estratégicas en ese país.
Con China las relaciones fluyeron positivamente hasta el estallido de la llamada Revolución Cultural en 1966, fuertemente criticada el 13 de marzo de ese año por el presidente Fidel Castro, y se deterioraron posteriormente por diversas razones.
Quince años después de aquellas criticas del líder de la Revolución Cubana a los fenómenos negativos que proliferaban en la gran nación asiática en 1966, el Sexto Pleno del Undécimo Comité Central del Partido Comunista de China aprobó en junio de 1981 una resolución sobre problemas históricos y en particular sobre la llamada Revolución Cultural con valoraciones muy coincidentes con los pronunciamientos de Fidel de entonces.
Desde fines de la década del 80 y especialmente en el decenio siguiente con el restablecimiento del orden político post Revolución Cultural en China, las relaciones volvieron a florecer con sistemáticos intercambios de visitas de los líderes de ambos países que han elevado los vínculos políticos bilaterales a sus más altos niveles históricos, en los que predominan la comprensión y el apoyo mutuo y la cooperación bilateral y en la arena internacional.
Con la República Popular Democrática de Corea también se establecieron vínculos diplomáticos muy tempranamente y sólidas relaciones políticas. Cuba siempre ha mantenido a través del tiempo una posición de respaldo a la reunificación pacífica de la península y de condena a las amenazas y agresiones contra el país de Estados Unidos, que mantiene en la parte sur del territorio todo un ejército, el octavo, y una treintena de bases militares enfiladas contra la RPDC.
La visita de Fidel Castro a la RPDC en 1986 y sus encuentros con el Presidente Kim Il Sung sellaron la relación bilateral.
En 1960 se establecieron relaciones diplomáticas con China, India, Corea Democrática, Vietnam, Mongolia, Cambodia, Sri Lanka e Indonesia, cuna de la Declaración de Bandung, antecedente directo del Movimiento de Países no Alineados, organizado en Yugoslavia en 1961, del cual Cuba fue el único país latinoamericano fundador.
De la parte asiática el interés por el proceso revolucionario cubano se evidenció también desde muy temprano con la visita que el primer ministro Nehru hiciera al Hotel Theresa en Harlem para saludar a Fidel Castro en septiembre de 1960,el establecimiento por Sri Lanka de nexos diplomáticos con La Habana, el 29 de junio de 1959,el primer país de la región en dar ese paso, y la visita del Presidente de Indonesia Ahmed Sukarno el 22 de enero de 1960,el primer jefe de estado extranjero que visitó la isla tras el triunfo revolucionario.
Demostrativo de los estrechos vínculos existentes con ese heterogéneo universo de estados baste señalar que la totalidad de esos países apoyan la Resolución de Cuba contra el bloqueo impuesto por Estados Unidos hace medio siglo, así como otras iniciativas dentro del sistema de Naciones Unidas y del MNOAL.
El apoyo a Cuba en su lucha contra el bloqueo ha unido a países socialistas y de orientación progresista amigos de nuestro país con aliados importantes de Estados Unidos y logrado respaldo unánime en Asia y Oceanía, a pesar de las fuertes presiones de Washington para debilitar el movimiento global de condena.
En materia de solidaridad Cuba ha dado ejemplo como ningún otro país en el mundo al enviar brigadas médicas a Pakistán, Indonesia y Nepal en ocasión de grandes terremotos y otras permanentes a China, Vietnam, Laos, Cambodia, Timor Leste y los Estados Insulares de Kiribati y Tuvalu en Oceanía.(Informe Dirección Asia. (2020). MINREX).
La brigada enviada a Pakistán tras el terremoto de 2005 estuvo compuesta por 2.400 profesionales de la salud, que debieron superar dificultades climatológicas y culturales sustanciales para marcar un hito, tras lo cual Cuba ofreció becas a mil jóvenes de ese país para estudiar medicina en La Habana. 300 de esos jóvenes enviados a Cuba fueron los primeros estudiantes extranjeros de confesión musulmana incluidos en la Escuela Latinoamericana de Medicina.
Ayuda humanitaria también prestó Cuba a Indonesia tras el tsunami en Aceh en 2004 y el terremoto de Yogyakarta al año siguiente y a Nepal en 2015 tras el devastador sismo que cobró la vida de cerca de diez mil personas.
Cuando el terremoto de 8.8 grados entre las dos Samoas en 2002 Cuba preparó y ofreció a las autoridades del estado independiente de Samoa un contingente médico, dotado del equipamiento y los medicamentos necesarios para la prestación de sus servicios.
Muy destacable también ha sido la ayuda cubana en la formación de profesionales de la salud de muchos de esos países, ejemplo de lo cual ha sido la prestada a Timor Leste, con más de mil médicos formados en la Escuela Latinoamericana de Medicina y a los pequeños estados insulares de Kiribati, Tuvalu, Fiyi, Tonga y Samoa, con muy débiles sistemas de salud y carentes casi totalmente de galenos propios.
Actualmente 345 jóvenes de países de Asia y Oceanía cursan estudios en Cuba, en su mayoría de pregrado mientras se elevan a casi seis mil los jóvenes de esos países que se han graduado en centros cubanos, principalmente en carreras de medicina e idioma español.
La preparación de esos jóvenes en Cuba ha sido todo un acontecimiento cultural y social en las vidas de esos pequeños estados y sus poblaciones amen del valor profesional intrínseco que se deriva de su capacitación, ya que nunca antes ningún país se preocupó por ayudarles en estas vitales áreas y ellos carecen de recursos económicos propios para emprender estos empeños.
Otra expresión de la solidaridad cubana ha sido la brindada a las comunidades aborígenes de Nueva Zelandia y Australia, así como a la población de Timor Leste con el programa de alfabetización cubano Yo Sí Puedo, de provechosos resultados para esas poblaciones. (Informe Dirección Asia. (2020). ICAP).
Con la apertura en 2009 de una embajada en Nueva Zelandia, la primera en Oceanía, al año siguiente otra en Australia y en 2017 una en Fiyi, Cuba no solo fortaleció relaciones con esos países sino además con los pequeños estados insulares de Polinesia, Melanesia y Micronesia que en adelante serian atendidos sistemáticamente desde Wellington, Canberra y Suva y así selló la red de emplazamientos diplomáticos en todas las subregiones de Asia y Pacifico Sur.
Para reforzar la cooperación con esos países, Cuba se integró como socio de dialogo al Foro de Naciones del Pacifico Sur, la mayor organización multilateral del área, paso esencial para el fomento de los intercambios con sus miembros, que hasta ahora muestra avances con la formación de profesionales de la salud de Kiribati, Tuvalu, Fiyi, Tonga y Samoa en La Habana.
Del lado asiático la solidaridad a nivel de pueblos se expresa con la existencia de 108 agrupaciones de apoyo a Cuba en 20 países de la región, que amen de su accionar en cada estado se reúnen regularmente para coordinar posiciones y acciones por ejemplo contra el bloqueo y las agresiones de Estados Unidos. (11).
La última de estas reuniones regionales tuvo lugar en julio de 2019 en el estado himalayo de Nepal, lo que puede dar una idea de la extensión, amén del compromiso solidario implícito, de ese movimiento que ha unido a países y culturas tan distintas y distantes.
INTERACCIÓN ECONÓMICA CUBA ASIA Y OCEANÍA
A lo largo de estas siete décadas Cuba ha desarrollado una relación económica provechosa con varios países de la región, que ha abarcado comercio de productos primarios, pero también de farmacéuticos y biotecnológicos producidos en la Mayor de las Antillas, asistencia crediticia y técnica, inversiones y en los últimos tiempos de transferencias de altas tecnologías.
La importancia de estos intercambios ha sido, es y será fundamental para el desarrollo de Cuba.
El comercio y la asistencia al desarrollo han sido pilares hasta ahora de esa relación, pues en la región asiática Cuba adquiere productos, insumos, equipos y tecnologías esenciales para su vida y progreso, tales como materias primas para su industria farmacéutica, alimentos para su población, y apoyos para la modernización de su infraestructura industrial, agrícola y de servicios en condiciones ventajosas y sin condicionamientos políticos.
Las relaciones económicas con los países del área, sin embargo, están concentradas en solo seis países China, Vietnam, Japón, India, Corea del sur y Nueva Zelandia y predominan en gran medida las importaciones cubanas, con marcado desbalance comercial, pero avanzan también las exportaciones del país caribeño especialmente las de la industria biotecnológica y biofarmacéuticas, ejemplo cimero de lo cual son las vacunas contra la COVID 19 a Vietnam y la cooperación en esas dos ramas con China.
En general son escasas las inversiones directas de entidades de la región en Cuba, lo que contrasta tanto con la fortaleza económica de por lo menos los países de Asia del Este y Sur y su relevante flujo inversionista en otros estados de América Latina y Caribe como con el excelente estado de los vínculos políticos bilaterales y su cooperación en otras esferas.
Téngase en cuenta que de las principales economías del planeta tres son asiáticas y dos de ellas China e India son las de mayor crecimiento en las últimas décadas y que de conjunto la región aporta ya más del 40% del PIB mundial con tendencia firme de aumento en el futuro previsible.
En materia de inversiones directas en el exterior, Asia del Este se ha convertido en factor clave, especialmente China desde principios del presente siglo, y ya esta región representa un peso sustancial en América Latina y de ahí la desenfrenada, aunque hasta ahora mayormente infructuosa, contraofensiva de Estados Unidos para obstaculizar los avances de Beijing en el hemisferio en el sector económico.
Es de sobra conocido, desde luego, que frente a un desarrollo sano y normal de los vínculos de Cuba con Asia y cualquier otra región se erige desde hace más de medio siglo el férreo bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos, que persigue todas las transacciones comerciales e inversiones en Cuba.
A pesar de esas presiones y sanciones, sin embargo, prosperan en Cuba más de 250 asociaciones con capital extranjero en las ramas del turismo, la minería, la energía y negocios en general con firmas foráneas procedentes de Bélgica, Francia, Reino Unido Canadá, Países Bajos, Brasil, México, España, Vietnam, China, Estados Unidos y Singapur.
Y en el primer semestre de 2020, a pesar de la pandemia COVID 19, fueron aprobadas 15 nuevas entidades mixtas, otra elocuente evidencia de que a pesar de las sanciones de Estados Unidos persiste el interés entre las firmas extranjeras por hacer negocios con y en Cuba y su confianza en el sistema del país.
Una de las últimas empresas mixtas formadas BioCubaFarma Innovations, conformadas por BioCubaFarma y la entidad británica SG Innovations Limited, se propone el desarrollo, incluida las inversiones directas en nuevos productos, y la comercialización de las producciones biofarmacéuticas cubanas en Europa y la Mancomunidad Británica.
Solo en el sector del turismo funcionan 27 empresas mixtas y 76 contratos de administración hotelera, con capital principalmente de compañías españolas y europeas. Incluso una compañía norteamericana, Sheraton, administró un gran hotel en La Habana hasta que Washington le retiró la licencia en junio de 2020.
Otras asociaciones importantes operan en la extracción y comercialización del níquel y el cobalto, la explotación del petróleo, la comercialización internacional del ron y el tabaco y la producción de energía eléctrica, rubros alimenticios y de artículos de uso diverso.
En el área de la biotecnología e industria farmacéutica, BioCubaFarma mantiene empresas mixtas en China, España, Tailandia y Singapur y la corporación Labiofam una de propiedad ciento por ciento cubana en la rama en Vietnam.
Fortalecer sustancialmente la presencia inversionista asiática en Cuba es tarea, desde luego, de todas las partes involucradas, pero perfectamente posible, como han demostrado inversionistas de otras latitudes que a pesar del bloqueo norteamericano están ya presentes en Cuba o negocian disimiles proyectos.
A favor de un incremento sustancial de sus inversiones en Cuba ofician diversos factores: el excelente ambiente de las relaciones políticas con esos estados, la ausencia de conflictos, las posibilidades especialmente de las economías de Asia del Este, la región de más dinámico desarrollo económico del planeta con gran y creciente capacidad inversionista y las fortalezas de las partes en disimiles campos.
Cuba ha demostrado que es una potencia mundial en el sector de la biotecnología y sus elaboraciones gozan de reconocimiento internacional, pues son únicas en su tipo.
Ejemplos abundan el medicamento para atender las úlceras del pie diabético, la vacuna terapéutica para el cáncer de pulmón y otros tratamientos para esa enfermedad, el producto policosanol PPG para reducir los índices de hipercolesterolemia, la estreptoquinasa recombinante humana útil para enfrentar las cardiopatías isquémicas, la molécula NeuroEPO para el tratamiento del Alzheimer y una batería de vacunas contra la Hepatitis B y la Meningocócica, entre otras.
Las tres vacunas Soberana y Abdala contra la COVID 19 y el desarrollo de otros dos candidatos vacunales con idéntico fin, los primeros en países en vías de desarrollo, confirman en los más rotundos términos las fortalezas de Cuba en estos campos.
Según reveló María del Carmen Ramón de 101 productos biofarmacéuticas en desarrollo por la industria 76 son innovadores y de ellos 20 son potencialmente los primeros de su tipo en el mundo, 15 de los cuales se concentran en enfermedades de cáncer y del sistema nervioso central. (Ramón M. del C. (2019).
La cooperación internacional de Cuba en general en el enfrentamiento a la pandemia abarca a 70 países, según reveló el canciller Bruno Rodríguez Parrilla, cifra sin comparación posible con otras naciones y harto confirmadoras de la filosofía y voluntad solidaria y constructiva del país.
Cuba es asimismo reconocida por el nivel general de su sistema de educación y la preparación de su personal científico y técnico y de su sistema de salud, capital humano muy superior al de otros, fortaleza que beneficia asociaciones, lo que quedó demostrado con su eficiente control de la pandemia y su asistencia solidaria simultánea a una treintena de países de América Latina y el Caribe África y Europa en el enfrentamiento a la enfermedad.
En respaldo a estos esfuerzos durante la pandemia las instituciones científicas del país se volcaron rápida, masiva y coordinadamente a investigaciones contra reloj para encontrar posibles vacunas y medicamentos para el tratamiento de la enfermedad, con resultados significativos mientras en colaboración con la industria nacional diseñaban y producían respiradores artificiales, esenciales para la atención de los casos críticos.
Ningún otro país del planeta se enfrascó en estas tres batallas al mismo tiempo y salió airoso de la prueba y todo ello sin afectarse mutuamente, evidencia más que suficiente de sus fortalezas.
Cuba exhibe por otro lado la mayor tasa de alfabetización y de cobertura médica y una de los más altos niveles de esperanza de vida y más bajos de mortalidad infantil de América Latina y el Caribe y el mundo subdesarrollado en general, en algunas esferas comparable, y hasta superior a los de países industrialmente desarrollados.
Según el índice de desarrollo humano IDH que cada año elabora el programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, Cuba en 2019 mostró la cifra de 0,783, lo que la colocó en el puesto 70 del mundo en esa categoría.
Con razón el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la Organización Mundial de la Salud, calificó en 2018 de modelo al sistema de salud cubano.
Igualmente hay que destacar que Cuba dispone de un ordenamiento jurídico que garantiza el respeto a los derechos legítimos de los inversionistas foráneos, un estado que ha demostrado estar completamente comprometido con sus obligaciones de garantizarlos y lo ha demostrado con la firma de múltiples acuerdos internacionales y en general de un entorno seguro, estable en lo político y social y amigable.
Otra de sus posibilidades fundamentales radica en su ubicación geográfica como la llamada Llave del Golfo de México, estratégico punto de encuentro este oeste y norte sur a solo 1.394 kilómetros del canal de Panamá, muy cercana a los territorios sureños de México y Centroamérica y de cara a los restantes estados insulares del Caribe por un lado y los estados meridionales de Estados Unidos por el otro.
Baste decir que la población combinada del Gran Caribe, incluida Cuba, supera los 80 millones de personas, mercado potencial nada desdeñable.
Una gran puerta ya abierta a estas potencialidades es precisamente la zona especial de desarrollo de Mariel, asiento de empresas mixtas, a la que habría que añadir el modernizado puerto de Santiago de Cuba, conexión directa y cercana a los restantes estados insulares del Caribe, pero en general las posibilidades de negocios abarcan a todo el país, como evidencia el proyecto inmobiliario de Guanahacabibes, en el extremo occidental de la isla.
La reciente extensión de la estrategia china de las rutas de la seda marítima y terrestre al Caribe y la inserción oficial de Cuba a este plan, incluida su integración en la alianza energética de esa estrategia, es sin dudas otra gran puerta abierta para promover un mayor flujo inversionista de la segunda economía mundial al país y de otras fuentes, de impacto directo en el mercado cubano, pero igualmente a su entorno.
Otras posibilidades abiertas son la adhesión de Cuba al Tratado de Amistad y Cooperación con la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático ASEAN, agrupación de muy dinámico crecimiento económico y la integración como observador en la Unión Económica Euroasiática, que además de Rusia y Belarús agrupa a varias naciones del Cáucaso y Asia Central.
PRINCIPALES SOCIOS ECONÓMICOS
La pandemia de COVID 19 afectó como a todo el mundo los intercambios comerciales de Cuba con la región asiática y la recepción de asistencia técnica salvo en el caso de Nueva Zelandia, con el que se duplicaron las importaciones ,pero en la medida en que se vayan restableciendo las condiciones pre-pandémicas en cada parte deberá retornarse a los niveles precedentes y en algunos casos hay que prever aumentos de las exportaciones cubanas ,como por ejemplo con Vietnam, que acaba de adquirir un primer lote de diez millones de vacunas Abdala para la COVID.
CHINA es el segundo socio comercial a nivel global y el principal contribuyente en asistencia técnica al desarrollo con proyectos de gran impacto como la ampliación y modernización del puerto de Santiago de Cuba, la segunda ciudad del país, el fortalecimiento del transporte público y ferroviario, la introducción en gran escala de paneles solares para progresivamente robustecer el sector de energías renovables y transformar la matriz energética del país todavía dependiente de las importaciones de combustible, la modernización de la televisión y la explotación petrolera.
La cartera de intercambios comerciales es muy amplia y abarca insumos, equipos, tecnologías y sistemas por el lado asiático y exportaciones cubanas de azúcar, níquel, tabaco, bebidas y otros rubros.
En 2020 el comercio bilateral totalizó 1.335 millones de dólares, según el Anuario Estadístico de Cuba 2021 frente a 1671 millones el año precedente.
De particular trascendencia deben señalarse, empero, los sólidos avances logrados por las partes en el fomento de la cooperación en las ramas de la industrias biotecnológica y farmacéutica.
Actualmente en China funcionan tres empresas mixtas en estas ramas que producen interferón recombinante Alfa 2b en la provincia de Jilin, de gran valor en el tratamiento de la pandemia de COVID19, el anticuerpo monoclonal Nimotuzomlab para su uso contra el cáncer nasofaríngeo y la vacuna CIMAVAXEGF contra el cáncer del pulmón en Beijíng y la entidad Shandong Lukang Heber establecida en la provincia homónima dedicada a la esfera agropecuaria que produce el biofertilizante Hebernem y además abarca centros de investigación de patologías del sistema nervioso central como demencia y Alzheimer.
Otros proyectos en fase de desarrollo son el primer parque biotecnológico conjunto para investigar, desarrollar, producir y comercializar fármacos cubanos en la región de Guangxi, el complejo industrial para producir el medicamento contra la hipercolesterolemia ateromixol PPG en la zona de alta tecnología de Wuhan, Provincia de Hubei, el acuerdo para investigación y desarrollo conjunto de Chengdu, Provincia de Sichuan, y la asociación para fabricar en Mariel glucómetros, biosensores y medios diagnósticos con la compañía Changsha Sinocure, de la Provincia de Hunan.
El acuerdo con la corporación Guangxi Fukang Investiment, planteado como alianza estratégica de largo plazo, prevé además montar empresas mixtas en Mariel para la comercialización de los fármacos cubanos en América Latina y Caribe.
Otras áreas avanzadas son el establecimiento de una planta para producir capsulas blandas con tecnología china en La Habana y el acuerdo firmado para el desarrollo conjunto de tecnologías para el mapeo cerebral en Mariel.
La colaboración bilateral entre las entidades BioCubaFarma y chinas tiene ya más de 15 años de experiencias, durante los cuales Cuba ha transferido 10 sistemas tecnológicos avanzados, logrado el registro de tres productos y en distintas fases impulsa ahora una veintena de proyectos. (Ramón M. del C. ob cit).
Desde hace más de una década funciona el grupo de trabajo conjunto para impulsar la colaboración en estas ramas, esfuerzos que han demostrado su utilidad y efectividad tanto en la definición de proyecciones como en el seguimiento de las acciones hasta concretar los proyectos aprobados y servido para establecer la experiencia como líder de la cooperación internacional de Cuba.
Proyectos significativos de colaboración en otras esferas son el Complejo Inmobiliario Bello Monte, en Guanabo, con inversión calculada en 462 millones de dólares, que abarca 2.000 apartamentos, un hotel con categoría 5 estrellas y dos campos de golf de 18 huecos cada uno, firmado durante la visita del presidente Xi Jinping en 2014, la modernización del puerto de Santiago de Cuba, gracias a crédito gubernamental chino por 120 millones de dólares y el aporte decisivo de la corporación Yutong al transporte público, pues aporta ómnibus de diverso tipo, chasis y partes para ensamblarlos en Cuba.
Otros importantes son la empresa de propiedad china que en Mariel ofrece servicios ingenieriles y de la construcción, en operaciones desde 2018 y la Bioeléctrica adjunta al Central Ciro Redondo, en Ciego de Ávila, en asociación con Cuba y una firma británica.
El apoyo de China en materia de créditos de diverso tipo y donativos ha sido fundamental a lo largo del tiempo para adquirir, entre otras, las grúas que operan en Mariel, buques graneleros, tractores, plantas desecado de arroz y de procesamiento de semillas, la modernización de la prensa y otros materiales gráficos y la instalación de un parque eólico y una central Bioeléctrica adscrita al central Héctor Rodríguez, en Villa Clara.
En ocasión de la visita del primer ministro Li keqiang en septiembre de 2016 se firmaron 12 acuerdos para incrementar la colaboración en materias tales como energías renovables, investigaciones médicas, informática y telecomunicaciones, desarrollo industrial, seguridad aduanera, cooperación bancaria y financiera y protección del medio ambiente.
Se firmó asimismo el acuerdo para condonar parte de los adeudos de Cuba, decisión sumamente beneficiosa para la economía nacional.
Durante la pandemia COVID 19 China apoyó a Cuba con varios donativos de insumos e intercambio de información para enfrentar la crisis.
En mayo de 2021 China donó a Cuba 5.000 sistemas de energía solar fotovoltaica que beneficiarán a familias de áreas rurales y se convirtió en el terreno comercial en el primer comprador mundial de tabaco cubano, evidencia firme del avance de las exportaciones antillanas al país.
La relación con Vietnam es otro ejemplo. Amén de los suministros estables de arroz, vital en la alimentación de los cubanos, Vietnam se ha convertido en importante inversionista de la región en Cuba con varios proyectos para producir almohadillas sanitarias y pañales desechables, muebles sanitarios y detergente en polvo, así como construcción de hoteles de categoría 5 estrellas y es el primer país extranjero en recibir una concesión para establecer un parque industrial en la zona especial de desarrollo de Mariel.
El parque tiene una extensión de 160 hectáreas y es un acuerdo vigente por 50 años y renovable, lo que garantiza estabilidad y continuidad para el flujo inversionista que se espera.
Cuba y Vietnam impulsan además una variada cartera de proyectos de colaboración en ambas partes por ejemplo en la construcción, asistencia médica y biotecnológica en el país asiático y de asistencia técnica para incrementar las producciones de arroz, maíz y café en la nación antillana, tres rubros de importancia capital.
El comercio entre las partes ascendió a 193 millones de dólares en 2020, según el Anuario Estadístico de Cuba de 2021 contra 283 millones el año precedente.
Cuba y Vietnam disponen de una agenda económica bilateral a mediano plazo para el fomento creciente de sus vínculos de cooperación, que prevé el aumento a 500 millones de dólares sus intercambios comerciales para 2022 y a esos efectos redujeron los aranceles a un grupo importante de productos mediante el Acuerdo Comercial Bilateral puesto en vigor en el 2020.
Durante la visita del Presidente Truong Tan Sang en 2015 las partes firmaron seis acuerdos para colaborar en el incremento de la producción petrolera, turismo, banca. Los cuales fueron ratificados por su sucesor Nguyen Xuan Phuc durante su visita en septiembre de 2021, durante la cual acordaron la importación de un millón de dosis de la vacuna Abdala contra el COVID 19.
Durante la pandemia de COVID19 Cuba y Vietnam cooperaron activamente con el envío por el país caribeño de medicamentos como el Interferón Alfa 2b y la nación asiática con el suministro de medios de protección e insumos para el cuidado de la salud y la higiene, amén de sostener intercambios sobre el enfrentamiento al virus.
Japón es otro socio importante con relaciones diplomáticas que se remontan a 1929 e intercambios económicos que en diversas etapas han sido siempre significativas.
Durante la década del 70 el país asiático fue el segundo socio comercial de Cuba, que exportaba grandes cantidades de azúcar y níquel y Japón maquinarias y equipos cuyos nombres se hicieron famosos como Hino, Komatsu, Mitsubishi y Kato.
Después de las visitas del presidente cubano Fidel Castro en 1995 y 2003 y las del entonces canciller y hoy Primer Ministro Fumio Kishida en 2015 y al año siguiente del primer ministro Shinzo Abe, las relaciones bilaterales abrieron una nueva etapa.
Durante la visita de Abe las partes anunciaron un acuerdo para la reestructuración de la deuda cubana, en virtud de lo que Tokio condonó el 65 % de los adeudos caribeños ascendentes a 1781 millones de dólares, oficializó un donativo para la instalación en hospitales cubanos de equipamiento médico nipón, especialmente para la detección precoz del cáncer, que abría puertas a futuros negocios en la esfera y establecieron un mecanismo regular de dialogo intercancillerías. (Castro. (Sept. 2016).
Previamente las partes crearon comisiones para promover la cooperación en las áreas de inversiones y comercio, turismo y ciencia, técnica y medio ambiente y un comité conjunto para las áreas de biotecnología y farmacéutica, todo lo cual indica el interés mutuo por impulsar la colaboración mutua.
Desde 2019 se produce y comercializa en Japón el producto cubano PPG y funciona regularmente el foro de negocios conjunto para la cooperación en las ramas biotecnológica y farmacéutica.
Japón se ha destacado por otro lado en la asistencia brindada al desarrollo de Cuba con múltiples proyectos en ejecución para el saneamiento de la Bahía de La Habana, la recolección de los desechos sólidos de la capital, el mejoramiento de la producción de semillas de arroz, la atención a los problemas medioambientales y el apoyo a los damnificados por varios huracanes que afectaron el país antillano en 2008 y 2012, Y el desarrollo y manejo adecuado de los recursos hidráulicos.
En junio de 2020 las partes firmaron sendos acuerdos de donativos para mejorar el servicio eléctrico en la Isla de la Juventud y adquirir ómnibus urbanos nipones para la capital cubana y en mayo de 2021 Japón formalizo el donativo de 84 ómnibus para el servicio público de la capital cubana.
En 2009 las partes firmaron un acuerdo de cooperación técnica que estableció un marco fluido para la colaboración en la esfera y poco después la agencia nipona para la cooperación internacional JICA estableció una oficina en la habana, importantes pasos para avanzar en estas direcciones.
Hoy JICA desarrolla seis proyectos en Cuba en las ramas de la producción de alimentos, salud, energía, transporte, agricultura, medio ambiente así como en la formación y entrenamiento de especialistas mediante becas que sistematizan la cooperación en esas esferas.
Actualmente en Cuba operan con oficinas 20 empresas niponas y la mayoría exhibe sus producciones en la Feria Internacional de La Habana.
La esfera del turismo es de interés creciente, pues en los últimos años han crecido sustancialmente las visitas de ciudadanos japoneses, 80% en 2015 y 60 % en 2016, según el embajador Masaru Watanabe en ese entonces.
Según el Anuario Estadístico de Cuba 2021, el comercio mutuo totalizó 43 millones de dólares en 2020 frente a 82 millones el año precedente.
Las relaciones estrechas con INDIA se remontan al inicio mismo de la revolución cubana y han continuado expandiéndose a través del tiempo, tanto a nivel bilateral como multilateral.
Demostrativo del interés por fortalecer vínculos con Cuba fue que apenas seis meses después de la visita de Guevara, se inauguró una embajada de India en La Habana, de las primeras de Asia en el país antillano.
Fundadores ambos del Movimiento de Países no Alineados, su colaboración en los escenarios internacionales tiene larga data y Delhi siempre ha sido firme en su rechazo al bloqueo norteamericano contra la mayor de las Antillas.
Hitos de esta relación fue la presencia de un representante especial del Primer Ministro, Marendra Modi a las exequias del mandatario cubano Fidel Castro Ruz, en noviembre de 2016 y el donativo de 20 mil toneladas de arroz y trigo a Cuba en los momentos más duros del periodo especial en los 90.
Acontecimiento de singular trascendencia fue la visita del presidente Ram Nath Kovind en 2018, la primera de un líder indio, durante la que se firmaron tres acuerdos para colaborar en las ramas de la biotecnología y la medicina tradicional.
Durante la visita el mandatario presento por primera vez en el exterior el concepto de Sur Global y el de la alianza Solar Internacional.
La visita del mandatario comenzó de una forma bien simbólica y demostrativa de la hondura de la amistad existente entre las partes. Su primera actividad en suelo cubano fue visitar el cementerio de Santa Ifigenia en Santiago de Cuba para rendir honores al líder de la revolución.
Previamente en 2008 India había condonado la deuda cubana de 62 millones de dólares.
Seis líneas de créditos gubernamentales han sido concedidas por India y se encuentran en distintas fases de ejecución para la modernización de una planta de productos inyectables, una fábrica de leche en polvo, un parque eólico, una central Bioeléctrica adjunta a un ingenio azucarero y una fábrica de células solares fotovoltaicas, por un monto total de 248 millones de dólares. (Embajada de India en Cuba. (Sep.2020).
Significativo fue el crédito de 41 millones de dólares para el financiamiento de equipos, tecnología, asistencia técnica y capacitación para la construcción de la fábrica de fertilizantes químicos NPK de Cienfuegos, de importancia crucial para el desarrollo de la agricultura y la reducción de las importaciones de estos productos.
Actualmente las partes negocian para el establecimiento de empresas de productos médicos y farmacéuticos de India en Mariel.
La cooperación en la rama biotecnológica abarcó en 2020 la aprobación del uso excepcional del anticuerpo monoclonal Itolizumab para tratar a pacientes graves de la COVID 19, que según el sitio web de BioCubaFarma sirve para la recuperación de la función respiratoria de los pacientes y su sobrevida.
La ayuda al desarrollo y a enfrentar contingencias ha sido otro de los renglones importantes de esta relación en que se ha destacado India, ejemplo de lo cual han sido los donativos para asistir a los damnificados por los huracanes Gustav, Ike y Paloma en 2008 y de 60 tractores, valorado en 625 mil dólares en 2018, para la actividad agrícola y los cursos de capacitación en Cuba e India, que han beneficiado a centenares de cubanos.
Según el Anuario Estadístico de Cuba 2021, el comercio bilateral totalizó 91 millones de dólares en 2020 frente a 102 millones el año precedente.
Corea del Sur es el único país asiático con el que Cuba no mantiene vínculos diplomáticos, pero si una importante relación económica particularmente comercial y varias de sus mayores corporaciones comercializan autos, equipos de aire acondicionado, neveras, televisores de alta definición y teléfonos móviles inteligentes en la nación caribeña.
Desde México la Corporación Posco Daewo exporta a Cuba productos químicos, metales no ferrosos y neumáticos.
Desde 2005 la entidad Korean Trade Investiment Promotion es la única representación gubernamental con oficinas permanentes en La Habana.
En 2020 la empresa aseguradora del comercio exterior RC Kusure concedió a Cuba una línea de crédito por 70 millones de dólares.
A la Feria Comercial Internacional de La Habana asisten con sus productos más de una decena de corporaciones sudcoreanas.
El comercio con Nueva Zelandia fue el único en la región que creció de manera significativa pues según informa el Anuario Estadístico de Cuba 2021 se duplico de 37 millones de dólares en 2019 a 66 millones en 2020, básicamente por el incremento de las importaciones cubanas de leche en polvo.
OPORTUNIDADES Y DESAFÍOS
Una combinación de problemas, algunos coyunturales y la mayoría estructurales, tales como la pandemia COVID19, el cambio climático y sus múltiples consecuencias a corto, mediano y largo plazo, la recesión y graves problemas económicos que afectan a Estados Unidos, Europa, varios países de Asia, América Latina y otros estados, los conflictos entre la unipolaridad en jaque y la multipolaridad en ascenso y la inoperancia del sistema de Naciones Unidas han colocado al mundo en una encrucijada de complejidades sin precedentes.
Hasta la pandemia, Asia era la región que más crecía en el planeta y es de suponer que tras la recuperación retome su curso, como ya está haciendo China, mientras está por ver la de Estados Unidos, Europa y América Latina dada la hondura de la crisis y la recesión en algunos casos, que recuerda a muchos la gran depresión de los años 30 del siglo pasado.
Aunque en buena lid la combinación de la crisis sanitaria, económica y social debería conducir a la humanidad a cambios sustanciales en su manera de vivir y relacionarse con la naturaleza y entre sí, no se aprecian en las oligarquías, transnacionales y sus representantes políticos cambios de conducta en esa dirección y de confirmarse este rumbo sería un círculo vicioso sin solución cabal de las causas de estos destructivos fenómenos.
Los efectos de todos estos problemas sobre los países subdesarrollados y en vías de desarrollo son mayúsculos y como se unen a sus propias debilidades estructurales se convierten en virtuales callejones sin salida para esos estados, atrapados en un mar de contradicciones y presiones y sin fuerzas propias para salir adelante por su cuenta.
A diferencia de la mayoría de esos estados, Cuba dispone de múltiples fortalezas construidas por la revolución que han abierto posibilidades para formas diversas de intercambios y cooperación, como evidencian los múltiples acuerdos reseñados con una variedad significativa de países.
Como se ha demostrado, en Asia Cuba dispone de un precioso capital de aliados y amigos de largas y profundas raíces, y hay que tenerlo bien presente, la región se ha convertido en el epicentro de la economía mundial, donde países claves como China crecen a pesar de la pandemia.
Todo ello sugiere oportunidades decisivas que bien merecen ser explotadas más activamente con visión estratégica, de largo aliento, pues, como afirman el profesor Parag Khanna de India y Mc Kinsey Global Institute, el siglo asiático ya ha comenzado. (Khanna P. (jun 2018).
Según reveló en abril de 2017 el Banco de Desarrollo Asiático, Asia ya aportaba 60 % del crecimiento mundial y ahora, en medio de la pandemia, el Fondo Monetario Internacional vaticina que, si no hay rebrotes masivos significativos en la región, Asia crecerá sobre 6,6 por ciento en 2021. (Banco Desarrollo Asiático (2017).
La contribución de Asia al PIB mundial en términos de paridad de poder adquisitivo entre 2000 y 2017 aumentó de 32 a 42%, su intervención en el consumo mundial ascendió de 23 a 28 % y calculan que totalizará 52% en 2040 y su participación en la conformación de la clase media mundial se incrementó del 23 al 40 %. (Regalado E, Robaina J L. (2020).
Aunque ha decrecido el flujo de inversiones financieras directas en el mundo desde 2015, Asia siguió siendo en 2018 la región que más inversiones atrajo mientras Japón y China continuaban en 2018 entre los mayores inversionistas en el planeta y otros países y territorios asiáticos como Hong Kong, la República de Corea y Singapur figuraban entre los diez principales exportadores de capital, según UNCTAD. (World Bank Development Horizon. (Jun 2013).
En términos de reservas de divisas, China, Japón, Corea del Sur, India y Singapur marcan el paso, pero otros países asiáticos como Tailandia, Indonesia y Malasia poseen respectivamente reservas por encima de los 100 mil millones de dólares mientras Filipinas y Vietnam reportan acumulados superiores a los 50 mil millones de dólares cada uno, según el Banco Mundial 2020.
Según estudio del Centro Británico Pricewaterhouse Cooper, en 2050 China será la primera economía del mundo, India la segunda, Estados Unidos la tercera e Indonesia la cuarta mientras el Reino Unido pasará a la décima posición para esa fecha y Francia quedará fuera de los diez primeros. (Price Waterhouse Cooper. (Feb. 2017).
Según la entidad, para 2050 la participación de la Unión Europea en el PIB mundial descenderá a solo 10%, menor que India, mientras que economías emergentes como Vietnam, Bangladesh, Brasil, México, Nigeria y Turquía ascenderán a planos superiores y junto a China e India dominarán el siglo XXI.
Frente al declive de Occidente, el fortalecimiento de la gran Eurasia basado en la asociación estratégica integral entre China y Rusia unido a otras naciones de la región como India y los países integrados en la ASEAN es un hecho constatable e indiscutible, una transformación tectónica de la arquitectura política y económica del planeta y el fin de una era. (Fabelo S. (2017).
China ya es la primera economía mundial por la paridad del poder adquisitivo y está en camino de convertirse en la primera en volumen desplazando a Estados Unidos.
A pesar de la pandemia de COVID 19 en 2020 China fue entre las economías más desarrolladas, la que más creció en el planeta y para este año el Banco Mundial pronostica 8 %, con mucho el nivel más alto de la región y del mundo, según reveló el informe del World Bank. (East Asia and Pacific Economico Update, 2021).
Sus avances económicos y científico técnicos son ostensibles, como evidencian con el dominio de la tecnología 5G, sus adelantos en inteligencia artificial, robotización, biotecnología, las exploraciones simultaneas en Marte y la Luna, el establecimiento de una estación permanente en el espacio en asociación con Rusia y los preparativos para el envío de misiones a Júpiter y Venus y el fortalecimiento sustancial de sus sistemas militares.
Un salto aún mayor en el campo de las altas tecnologías y la innovación debe producirse en los próximos años como resultado de la máxima prioridad que el país concede a esta esfera, lo cual se expresó en el último plan quinquenal de desarrollo económico social aprobado y en ejecución y los esfuerzos para conmemorar en 2049 el centenario de la fundación de la república popular convertidos en una gran potencia socialista moderna.
Analistas diversos incluso se están adelantando a afirmar que China ya es líder en la Cuarta Revolución Industrial por delante de Estados Unidos.
En Asia hay también otros países de sumo interés en términos de innovación tecnológica, Corea del Sur y Singapur, particularmente, que según el Índice Mundial de Innovación que acaba de publicar la Organización para la Protección de la Propiedad Intelectual de la ONU, ocupan respectivamente el quinto y octavo lugar en el planeta en ese aspecto decisivo para el desarrollo económico de cualquier país.
Otros que están avanzando sustancialmente en estos campos en Asia son la India y Vietnam, según el informe citado.
La ofensiva de la oligarquía norteamericana contra China, generalizada entre republicanos y demócratas, persigue precisamente tratar de evitar la consolidación del país asiático como la primera potencia del orbe, pues ello significaría el fin de su hegemonía global.
A juzgar por los hechos reconocidos por líderes políticos y estimaciones de prominentes centros especializados occidentales, e incluso de la propia comunidad de inteligencia de Estados Unidos, el orden unipolar post guerra fría ya finalizó y la decadencia de Estados Unidos y Europa es evidente.
Así se han pronunciado personalidades y entidades como el presidente de Francia Macron y estudios como Global Trends de la Comunidad de Inteligencia de los Estados Unidos. (The Paradox of Progress, (2017).
Estrategas orgánicos del sistema como Henry Kissinger y Zbigniew Brzezinski, sin importar su filiación republicana o demócrata, coinciden totalmente con los que aceptan como un hecho el declive de Estados Unidos y hasta proponen alternativas de búsqueda de nuevos equilibrios para, en escritos de Kissinger, por lo menos dominar la transición hacia un nuevo orden, dado que Washington, afirman, ya no puede dominar al mundo. (Brezinki Z. Strategic Vision of America and the Crisis of Global Power. (2013).
La última edición del estudio Global Trends de la Comunidad de Inteligencia de Estados Unidos, recién publicado, admite explícitamente que para 2040 no habrá poder individual dominante en el planeta.
El declive señalado no significa desde luego el fin cercano del sistema basado en las normas occidentales ni de Estados Unidos individualmente.
Washington seguirá siendo muy poderosa potencia económica, financiera, científico técnica y de poder blando del orbe y la primera maquinaria militar global en el futuro previsible y por ende hay que esperar la continuación de los conflictos entre las fuerzas en ascenso y las que disminuyen su peso y según diversos especialistas, su intensificación.
La lucha de los pueblos contra el imperialismo y el sistema que encabeza dirá en última instancia la última palabra sobre el futuro del mundo, pues no es lógico esperar de las oligarquías imperiales y su régimen de dominio transnacionalizado, los cambios de fondos necesarios y urgentes que hacen falta a favor de las mayorías.
En el caso particular de Cuba por tanto las oportunidades de fortalecimiento de la cooperación política y económica con Asia y hasta de elevarla a más altos niveles están a la vista y también los desafíos.
BIBLIOGRAFÍA
OTRAS FUENTES CONSULTADAS
Tomado del sitio web del Centro de Investigaciones de Política Internacional
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