El presidente Joao Manuel Gonçalves Lourenço fue recibido en la Casa Blanca por su par estadounidense, el 30 de noviembre de 2023. La visita oficial del jefe de Estado angolano tuvo lugar como parte de un proceso de fortalecimiento de los vínculos bilaterales, en el contexto de cumplirse tres décadas de relaciones diplomáticas entre los dos países
Rodobaldo Isasi. Investigador del CIPI
El presidente Joao Manuel Gonçalves Lourenço fue recibido en la Casa Blanca por su par estadounidense, el 30 de noviembre de 2023. La visita oficial del jefe de Estado angolano tuvo lugar como parte de un proceso de fortalecimiento de los vínculos bilaterales, en el contexto de cumplirse tres décadas de relaciones diplomáticas entre los dos países.
Merece apuntar que los gobiernos de Angola y los EE.UU. habían mostrado interés de continuar avanzando en sus relaciones, en los más diversos dominios, desde antes de la celebración de la II Cumbre EE.UU.-África, que tuvo como sede a Washington D.C., en diciembre de 2022.
En el encuentro sostenido con el presidente Joao Lourenço en la Sala Oval, Biden subrayó que Angola es uno de los países más importantes de África para los EE.UU., con destaque para el desempeño diplomático y liderazgo del presidente angolano en la búsqueda de la paz en el este de la República Democrática del Congo, a quien agradeció.
Concretamente, el presidente de los EE.UU. manifestó la voluntad de su gobierno de avanzar en el programa de inversiones (PGII, en inglés), que tiene como obra fundamental el corredor económico de Lobito, que involucra el proceso de rehabilitación integral del ferrocarril de Benguela, que contemplará además a las vecinas Zambia y la República Democrática del Congo; proyecto este que en el futuro se extenderá hacia el océano Índico, conectando al continente de este a oeste.
Subrayó que este proyecto favorecerá la creación de empleos y la ampliación de los mercados, que requerirá de un billón de dólares que será gestionado por la administración estadounidense.
Biden observó, al mismo tiempo, que este tipo de proyecto será el mayor que asumirá los EE.UU. en África de todos los tiempos, que estará acompañado por el aporte de otro billón de dólares adicionales destinados al país austral, identificados para sectores, tales como generación de energía limpia solar hasta el 2025, infraestructura agrícola para la producción de alimentos y su exportación hasta el 2027, así como la creación de infraestructura enfocada al ciudadano para su conexión con la economía digital.
Por su parte, el presidente Joao Lourenço agradeció la invitación formulada por su homólogo, para efectuar una visita oficial a los EE.UU., con el propósito de reforzar los lazos de amistad y de cooperación económica entre Angola y los EE.UU. Expresó la disposición de cooperar en todos los sectores, no sólo en la economía, sino también en defensa y seguridad, transporte, energía, telecomunicaciones, agricultura, en el espacio para uso pacífico, así como en aquellos que sean de interés mutuo.
Felicitó al Presidente por el hecho de ser el primer jefe de Estado estadounidense en cambiar el paradigma de cooperación entre los EE.UU. y el continente africano, tomando en consideración la voluntad de inversión en infraestructuras que ayuden al desarrollo de África. En correspondencia con las palabras de su invitado, Biden cerró el encuentro afirmando que no hay un país africano más importante para los EE.UU. que Angola.
Respecto a la visita presidencial hubo un aspecto de destaque, como fue la cobertura mediática[1] aportada por la parte angolana, que permitió a la población del país austral el seguimiento de los pormenores de la visita, así como el conocimiento de primera mano de las reacciones diversas de políticos y analistas locales que se refirieron al acontecimiento, quienes aportaron un amplio abanico de impresiones sobre el panorama doméstico actual y la evolución de las relaciones bilaterales entre Luanda y Washington.
Sobre lo apuntado, merece tomar en consideración aquellos criterios aportados por los expertos ante las cámaras de la TPA 1, ese mismo día del encuentro entre ambos presidentes, y en los medios independientes angolanos y foráneos, en general, que sucintamente subrayaron lo siguiente:
1. Después de más de un lustro de estrategia político-diplomática desplegada por el gobierno angolano, seguida por el propio presidente Joao Lourenço, sin evidente resultado positivo, se alcanza en esta coyuntura un saldo importante encaminado a potenciar el desarrollo económico del país, en sectores clave, que potenciará, al mismo tiempo, los vínculos económicos de Angola con países vecinos.
Observaron la motivación e interés propio del Presidente angolano en estos años, tanto en lo bilateral con Washington como en el ámbito multilateral con el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, estos últimos como garantes de los propósitos transformadores trazados en el campo económico y financiero por el gobierno angolano, sino también frente a la administración Biden;
2. Establecimiento de un cambio de paradigma del país en su mirada al mundo (léase hacia los EE.UU. y Occidente, en general), como condición indispensable para avanzar en los requerimientos del desarrollo económico y social, teniendo en cuenta las demandas transformativas identificadas en el ámbito de las infraestructuras que deben respaldar ese proceso, atendiendo a las apreciaciones del ejecutivo de Luanda;
3. Coincidencia de intereses entre Luanda y Washington respecto a los objetivos generales y específicos delineados en la Estrategia de los EE.UU. para África Subsahariana, lanzada en agosto de 2022, en Sudáfrica, por el secretario de Estado Anthony Blinken, devenida política Biden hacia África en el contexto de la II Cumbre EE.UU.-África, celebrada en Washington, en diciembre del mismo año;
4. El presidente Joao Lourenço emerge como el “gran vencedor” al ser recibido en la Sala Oval por el presidente Biden, cuyos elogios a su persona favorece de facto una mirada diferente hacia Angola, en lo sucesivo, respecto a la percepción de país de poca confianza para los inversores internacionales, sean estadounidenses o de otra procedencia, que ha prevalecido hasta la actualidad;
5. Apuntan que, por ende, es la oposición política la perdedora en este proceso de relanzamiento de las relaciones bilaterales entre Luanda y Washington, atendiendo a que es el presidente Joao Lourenço quien emerge como el arquitecto de este logro político-diplomático para Angola.
Todo lo apuntado arriba alcanzado en un contexto en que la oposición radical, encabezada por la UNITA, amenazaba con un impeachment contra el jefe de Estado, tal vez como respuesta a la validación por parte de la administración Biden del desarrollo de las elecciones generales en Angola, que ratificó al presidente Lourenço;
6. Atribuyen como acción definitoria para la decisión adoptada por la administración Biden respecto al relanzamiento de las relaciones bilaterales, en el ámbito inversionista, sobre todo, los resultados de la visita de trabajo efectuada por el secretario de Defensa, Lloyd Austin, a Angola, en octubre de 2023, y;
7. La agenda de la situación de los derechos humanos y democracia en Angola estuvo ausente, tanto en el proceso de preparación de la visita oficial, por parte del Dpto. de Estado, como en el diálogo entre ambos mandatarios, que suponía un interés de Biden, atendiendo a que los dos temas están siendo monitoreados por el Dpto. de Estado en varias capitales africanas, con énfasis en los derechos de la comunidad LGTBIQ.
Un momento crucial del programa de la visita oficial a los EE.UU. fue la Mesa Redonda Presidencial de Negocios, con una representación importante de empresarios estadounidenses, amparados por la Cámara de Comercio de ese país, en cuyo contexto, el Presidente angolano hizo una intervención esclarecedora de todos los temas concernientes, desde la óptica angolana, que caracterizará el devenir de la nueva era de las relaciones bilaterales entre Luanda y Washington.
De la referida intervención, se destaca:
“Corrupción existe en todos los países del mundo, prácticamente sin excepción de uno. La gran diferencia que existe entre unos y otros es que en algunos países infelizmente los hechos de corrupción no son combatidos. El estado acaba por dejar a los actores en la impunidad, no son responsabilizados, no son punibles; y otro grupo de países, felizmente la mayoría, que tienen noción de la existencia de la corrupción, creó legislación y los mecanismos eficaces para combatir este fenómeno que amenaza prácticamente a todas las economías. Por tanto, lo que nosotros hicimos fue abrazar aquello que es práctica universal, juntarnos también al grupo de países que decidieron de forma rigurosa crear el mecanismo de combate a la corrupción.”[2]
Sobre el ambicioso proyecto de electrificación, mediante energía limpia solar, destinado a las provincias de Cuando Cubango, Cunene, Huila y Namibe, estimado en dos mil millones de dólares, Joao Lourenço planteó:
“Este proyecto de electrificación del sur de Angola encontró un pequeño inconveniente, que fue removido la semana que terminó (antes de la visita), por lo tanto tenemos el visto bueno del Tribunal de Cuentas, de forma que por la parte angolana todos los procedimientos están realizados y garantizados, en el sentido de que el Eximbank norteamericano conceda un financiamiento a la empresa Transafrica; por tanto podemos dar inicio a este proyecto.”[3]
No menos relevante fue su referencia a las relaciones de Angola con el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial que, sobre dicho vínculo, sentenció:
“Estamos haciendo un acuerdo con el FMI, que ya está concluido felizmente con éxito. Contrariamente a lo que los más pesimistas pensaban, el FMI entró en Angola, no para complicar sino para ayudar a Angola a alcanzar la credibilidad que necesitaba respecto al mercado financiero internacional.
Debo decir con satisfacción que conseguimos hacer mucho para esa intervención del FMI y del BM que, por un lado, nos ayudará a establecer reglas de gestión de la cosa pública que son universales, y que nosotros no practicábamos y que comenzamos a aplicar con celeridad, lo que hizo que los acreedores internacionales ganasen en confianza y hubiesen permitido que fuéramos al mercado internacional y conseguido financiamiento en condiciones muy ventajosas para nuestro país”.[4]
Fue enfático además en cuanto a los intereses de Angola con los EE.UU., al subrayar:
“Nosotros queremos diversificar nuestra economía. Angola no puede continuar viviendo de los ingresos del petróleo; no apenas por las razones más recientes de la protección del medio ambiente. Además de ello Angola si desea crecer necesita diversificar su economía. Vamos a convidar a las empresas norteamericanas, dentro de este nuevo cuadro que existe, en este nuevo ambiente, a arriesgar sus capitales y sus recursos financieros en negocios en prácticamente en todos los dominios que sean de su interés.
Tenemos en el área de las telecomunicaciones una empresa norteamericana que también acabó de establecerse, pero necesitamos más inversiones en otros dominios, ya sea en la agricultura, en el turismo, donde existe un potencial bastante grande. Tenemos para el área minera que no sea solo el diamante, sino que hay más minerales por explorar. Lo que pretendemos con los EE.UU. es atraer más inversiones privadas no solo, para ser claro, no solo en el sector petrolífero, no solo en el sector de la energía.
Angola importa el cien por ciento sea de las vacunas y las medicinas, y nosotros queremos revertir esa situación. Nosotros queremos inversiones públicas, porque pensamos que sería errado. Por tanto, queremos ver inversiones privadas para este importante sector. Es evidente que el propio estado será el primer cliente de esa industria farmacéutica que pudiera emerger en Angola. Dejaríamos de importar, para comprar a los productores locales.”
Lo apuntado por el presidente Joao Lourenço ante los empresarios estadounidenses reafirma la voluntad del gobierno angolano (y del MPLA) respecto a la necesidad de incorporar a los inversores privados estadounidenses en el proceso de desarrollo del país austral, con independencia de la participación china como principal socio comercial de Angola, que resulta acreedora del mayor monto de la deuda externa que pesa en la actualidad sobre Luanda.
Este desempeño contribuye a explicar la tendencia histórica de la visión del MPLA, o de al menos de un sector decisivo, a través de las presidencias de Agostinho Neto, José Eduardo dos Santos y ahora con Joao Manuel Gonçalves Lourenço de emplearse a fondo en la procura de comunicación y entendimiento con el caucus negro congresional, con el universo de ONG dedicadas a temas internacionales y con las administraciones estadounidenses de turno, desde la proclamación de la independencia hasta el presente, en favor de las relaciones bilaterales.
Por ende, las visitas presidenciales a los EE.UU. protagonizadas por José Eduardo dos Santos y Joao Lourenço tuvieron un impacto no menos crucial para el país austral, en las distintas circunstancias en que tuvieron lugar.
En 2004, la visita de Estado realizada por el presidente José Eduardo tuvo a su favor una significación particular, como representar el rol de artífice de la paz, alcanzada con la firma del Armisticio de Luena (2002), y reafirmación de la voluntad de reconciliación nacional, cuyos resultados fueron positivos para Luanda en el ámbito comercial, con la posibilidad de adquisición de una nueva flota de aeronaves Boeing, destinada a la TAAG, y al sostenimiento de la actividad petrolera por parte de las compañías de procedencia estadounidense.
En esta oportunidad, ya hemos hecho referencia a los resultados obtenidos por la visita de Joao Lourenço, que apuntan a un proyectado comienzo de una nueva era de los vínculos bilaterales entre Luanda y Washington, como subrayó el Presidente angolano, que involucra también el proyecto de renovación de la flota aérea civil con los aparatos Boeing, destinados a la TAAG, y la deseada participación estadounidense en la concreción de una nueva y moderna terminal internacional aérea en la periferia de la capital del país.
De todos modos, no pasó por alto para analistas como Michael Walsh, experto senior en el Programa África en el Foreign Policy Research Institute, que el posible éxito de lo proyectado en materia inversionista en el corredor ferroviario de Lobito, dependerá de la paz en la República Democrática del Congo, así como de la propia participación de la RP China, un actor con una presencia de referencia en la región, con la cual habrá que establecer algún tipo de negociación, en su condición de competidor y socio clave de Angola.
[1]. El canal de televisión pública TPA 1 tuvo a su cargo la cobertura informativa en directo de la visita oficial del presidente Joao Lourenço y su delegación a los EE.UU.
[2]. Traducción del autor.
Fuente: https://www.cipi.cu/angola-y-los-estados-unidos-hacia-una-nueva-era-de-relaciones-bilaterales/
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