El efecto ha sido multiplicado en la periferia global y en particular en América Latina que se volvió el epicentro de la pandemia.
Investigador del CIPI
Resumen: El contagio del coronavirus SARS-CoV2 comenzó hace casi un año cuando se identificó este virus en la ciudad china de Wuhan. A diferencia de siglos anteriores, en que las enfermedades contagiosas se transformaron en epidemias devastadoras pero asincrónicas en su presencia a escala global, por los límites que las distancias y las barreras geográficas imponían, la interconexión global permitió su rápida progresión. La economía mundial se encontraba en una crisis reforzada por las tensiones comerciales entre Estados Unidos y la República Popular China. Pero la paralización de la vida cotidiana y la disminución del transporte ante la rápida expansión del coronavirus, no sólo agravó la crisis económica preexistente, sino que ha impactado profundamente en nuestros hábitos que trascienden a la política. El efecto ha sido multiplicado en la periferia global y en particular en América Latina que se volvió el epicentro de la pandemia. Y esto ha complejizado el contexto latinoamericano, que ya tenía agravada su conflictividad social y política desde finales de 2019.
Tomado de Revista Cuadernos Nuestra América No 53 Segundo Semestre 2020
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